miércoles, 30 de septiembre de 2009

El diario The Guardian les dio duro a los Kirchner



Dice que el matrimonio presidencial es cada vez más impopular y que no sobrevivirá a las próximas elecciones. Además, cuestionó el crecimiento desmesurado de la fortuna de la pareja.
Después del golpe de The Economist por el ineficiente manejo de la gripe A y de las críticas del escritor peruano Mario Vargas Llosa, el matrimonio presidencial volvió a sufrir un nuevo embate en la prensa extranjera. Esta vez fue el diario inglés The Guardian que en una nota publicada ayer les dio durísimo a los Kirchner.



En el artículo, el diario contrasta el lujo y la magnificencia de El Calafate –la ciudad preferida de Cristina y Néstor K- con el resto de la situación en el país. "El resto de Argentina sufre el desempleo y la pobreza, pero allí a lo largo de la Avenida San Martín y las calles aledañas, todo lo que se ve son locales radiantes, restaurantes gourmets y camionetas 4x4. Sobre la orilla del lago nuevos hoteles y hostales les dan la bienvenida a los visitantes con champagne. Sin embargo, pocos en Calafate, han prosperado tanto como la presidenta Cristina Kirchner y su esposo, Néstor. Además de poseer una casa de fin de semana, la pareja presidencial ha invertido mucho en tierras y propiedades, obteniendo retornos espectaculares", se sorprende el diario.

"¿Ves a ese lugar? Suyo, citan a Osvaldo León, cuando pasa con su taxi por el Hotel Alto Calafate. ¿Y ese lugar allí?, al señalar la Casa Los Sauces, un nuevo hotel boutique. Es de ellos también. Este pueblo tiene el sello de Kirchner por todas partes", cuentan los periodistas de The Economist.

El periódico cuestiona en su artículo el desmesurado crecimiento de la fortuna de los Kirchner. "La pareja presidencial ha declarado poseer 28 propiedades (no todas en Calafate) por un valor de 3,8 millones de dólares, cuatro empresas que valen US$ 4,8 millones y depósitos bancarios de US$8,4 millones". Y como ejemplo, cita el caso de "un lote de terreno municipal que compraron por US$ 34.400 en el 2006 se vendió a 1,64 millones de dólares el año pasado". Y recuerda que desde que llegaron al poder en 2003, la riqueza de los Kirchner "se ha disparado de US$1,7 millones a 12 millones de dólares".



El problema es que muchos argentinos consideran estos incrementos, al menos, "como dudosos" y resultado, "según se afirma, de la utilización de influencias sobre las autoridades locales para obtener ganancias financieras", señala el diario. "Cristina y su esposo han negado cualquier delito (...). Esa es la esencia del capitalismo", dice The Guardian citando a un vocero oficial.

Lo cierto –apunta el periódico- es que "la percepción de corrupción política ha alimentado una reacción violenta que ha devastado los Kirchner", cuyos índices de aprobación caen en picada.


Nestor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner

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Luego del traspaso de mando entre marido y mujer, la bonanza que supo conocer Néstor Kirchner terminó, explica el artículo. "Las cosas empezaron a ir mal. La recuperación se estancó, la pobreza y la delincuencia aumentaron y el gobierno perdió la batalla con el campo por las retenciones a la exportación. La pareja de oro rápidamente perdió su brillo", dispara.



Tras citar a encuestadores que explican que la imagen positiva K cayó a un 20 por ciento, y que la pareja es vista como cualquier político manchado por la corrupción, The Guardian destaca la derrota kirchnerista en las elecciones pasadas y explica que Cristina culpó al diario Clarín por esa pérdida y que desde ese momento decidió pasar "a la ofensiva" y proponer "una ley (de radiodifusión) para desmantelar el diario Clarín" y su negocio de televisión por cable. "El gobierno está en una guerra abierta contra los medios de comunicación", dice el diario citando Daniel Kerner, de la consultora Eurasia Group.

Con los Kirchner luchando contra varios frentes - los medios de comunicación, el campo, la clase media, el peronismo disidente - los votantes se han cansado. "El estilo agresivo de Néstor funcionó bien al principio cuando Argentina estaba saliendo de la crisis", cita a la analista Graciela Romer. "El problema es que han seguido con ese estilo y la gente está buscando un liderazgo que sea más conservador y menos de confrontación".



"Los fines de semana la pareja deja las batallas a sus espaldas y en el exclusivo avión -Tango 01– viaja hacia los vientos helados y la belleza austera de El Calafate. Si las encuestas están en lo cierto, la dinastía de los Kirchner no sobrevivirá a las próximas elecciones. En cuyo caso, Cristina y Néstor tendrán motivos para quedarse y saborear su retiro patagónico. Su casa tiene vista a un magnífico lago del color de la plata", remata.

Fuente: Clarin.com

Cada vez más ejecutivos recurren a Freud para solucionar los problemas de sus empresas


Sigismund Schlomo Freud


Fuente: El Cronista.com
Investigación: Carla Quiroga.
Primero fue la crisis del campo. Después el freno de la economía global. Más tarde explicar a las casas matrices la situación local y en los últimos días el abrupto freno de la actividad en el país. El combo generó un efecto cascada en un terreno insospechado: cada vez más ejecutivos van al diván para probar la terapia del padre del psicoanálisis.

Las estadísticas son elocuentes: 3 de cada diez CEOs se psicoanalizan en la Argentina y la tendencia es creciente en la medida que se desciende en la pirámide organizacional.

En los ’90 la relación era de uno cada veinte y a comienzos de 2000 sólo dos de cada diez, según coinciden los especialistas.

Razones

Las razones profesionales por las que recurren a Freud son varias: la culpa por ascender y dejar compañeros en el camino, las horas resignadas a la familia, la competencia, las presiones sociales, el entorno, los cortocircuitos en el funcionamiento de los equipos de trabajo y el futuro incierto, sólo por citar algunas de las razones clásicas.

No obstante, desde el último año aparecen nuevas variantes: la falta de previsibilidad, la imposibilidad de cumplir con los resultados y las situaciones de crisis en las también actúan como disparadores.

“El psicoanálisis ayuda sólo en algunos casos. Yo probé pero no me funcionó. La verdad es que no lo veo compatible con la vida de los negocios”, describe el CEO de una multinacional europea que tuvo que cerrar una planta hace muy poco tiempo. Y agrega: “en los momentos críticos prefiero conectarme con la vida que tengo afuera de la oficina”. Distintos son los puntos de vista al respecto. “Los ejecutivos que buscan ayuda no necesariamente necesitan el diván, sino un referente que los ayude a resolver su dilema”, comenta Andrés Hatum, profesor del IAE especializado en el área de comportamientos humano de la organización y especialista en coaching.

El coach es un mentor con quien el ejecutivo analiza dudas e inquietudes sobre su carrera. Sirve para afinar o delinear preferencias, cotejar ideas o simplemente tener distintas visiones de la realidad y lo principal, bajar los niveles de ansiedad.

Primera charla

En general, la primera charla el profesional la utiliza para interiorizarse sobre el CV y se informa sobre su vida actual, anterior y expectativas futuras. Se trabaja con la metodología de charlas individuales que se realizan en lugares en donde el ejecutivo se sienta cómodo como un café, la propia oficina o, en todo caso, un restaurante. La frecuencia, puede ser cada 45 días, y en cada encuentro se fijan objetivos para la próxima reunión.

Claro que el objetivo es diferente a que si lo contrata el propio ejecutivo: buscan mejorar las competencias profesionales y de liderazgo pero focalizadas en la posición. “Es como un socio estratégico”, agregan. Sin datos cuantitativos que determinen que una terapia es más efectiva que otra, la eficacia dependerá de la persona.

Claro está, en la ciudad de Buenos Aires, el 70 por ciento de los porteños tiene una percepción positiva del psicoanálisis, según una encuesta realizada por la Universidad Abierta Interamericana (UAI).

Según la Asociación Psicoanalítica Argentina hay 12.000 profesionales en actividad. Dicho número no es para nada menor. De hecho convierte a la Argentina en el país con mayor cantidad de psicólogos en el Continente americano: hay un psicólogo por cada 649 habitantes. La secunda Uruguay con un profesional cada 900. Brasil tiene uno cada 1.154, Estados Unidos uno cada 2.213, Colombia uno cada 2.333 y Ecuador uno cada 8.000.

Como seria Un Perfecto Dia y un Gran Dia

El sol se levanta, un poco después de las 12
Me hago el desayuno
Dejo el trabajo para alguien más
La gente dice, ellos dicen que es solo una fase
Ellos dicen que actúe de acuerdo a mi edad
Bueno yo estoy


CORO:

En este día perfecto
Nada sucede en mi camino
En este día perfecto
Donde nada puede salir mal
Es el día perfecto
El mañana vendrá demasiado pronto
Yo permaneceré para siempre como yo soy
En este día perfecto

El sol se pone un poco después de las 10
Recojo a todos mis amigos en mi Mercedes Benz
Despierta! No me digas que es solo un sueño
Porque cuando tuve suficiente tu me escucharás decir
Ahora no intentes llover en mi

[ CORO ]

Estoy en la carrera pero yo ya gané
Y teniendo eso puede ser la mitad de la diversión
Así que no me pares hasta que yo esté bien y acabada
No intentes llover en mi
Día perfecto
Es el día perfecto

Es el día perfecto
Nada me bajará
Yo permaneceré para siempre como yo soy
En este día perfecto
Nada sucede en mi camino
En este día perfecto
Nada puede salir mal
En este día perfecto

Estoy en la carrera pero yo ya gané
Y teniendo eso puede ser la mitad de la diversión
Así que no me pares hasta que yo esté bien y acabada
No intentes llover en mi
Día perfecto
En este perfecto día
En este perfecto día


Segun Joan Manuel Serrat dice: Hoy puede ser un gran día



Hoy puede ser un gran día,
plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.

Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.

No consientas que se esfume,
asómate y consume
la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.

Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.

Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.

Si la rutina te aplasta,
dile que ya basta
de mediocridad.
Hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.

Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.

Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.

Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.

Hoy puede ser un gran día
duro, duro,
duro con él.


Todo es lindo, pero hay que ser sincero hay veces que nos pasa que nos supera todo y no es ni un perfecto dia ni un gran dia solo un "Dia de Furia" como pasa seguido y vemos en estas imagenes:


y Tambien estas:


Gracias a la película "Un día de furia" dirigida por Joel Schumacher y protagonizada por Michael Douglas y Robert Duvall.

martes, 29 de septiembre de 2009

El nuevo mapa de los medios, bajo el signo de la precariedad


La ley votada dispone una "adecuación" de los actuales licenciatarios en el plazo de un año. Y la sujeta a la aprobación discrecional de la nueva autoridad de aplicación, controlada por el Ejecutivo. Las opciones actuales, amenazadas.
Por: Miguel Wiñazki, mwiñazki@clarin.com


La jibarización del esquema de medios en la Argentina tiene como correlato la discrecionalidad y la precariedad.

La mediamorfosis argentina -es decir, la transformación sociopolítica substanciada en el repentino cambio del mapa mediático- arraiga en esos dos polos complementarios. Cuando Hugo Chávez decomisó en Venezuela decenas de radios para vaciarlas de contenido y, tras confiscarlas, ponerlas al servicio propagandístico de su gobierno, les imputó explícitamente a todas la precariedad jurídica en la que pretendían desenvolverse. Antes las había puesto bajo una lupa para encontrar en ellas debilidades en los papeles, que las dejaran en una intemperie burocrática y en falta. Con esa excusa, desaparecieron, y ahora son propaladoras oficiales.

La ley oficial de medios, en tanto no se modifiquen aspectos aprobados en Diputados, construye precariedad de manera retrospectiva, instala a todo el sistema mediático en un territorio permeable a la voluntad tutelar del Ejecutivo. Se pretende imponer una nueva legislación que dejará a todos los medios independientes al arbitrio de la impronta confiscatoria.

Como dijo el especialista Henoch Aguiar, "dentro de un año el escenario sería el de un terremoto mediático. Hoy existen dos cabeceras televisivas, Telefé y Canal 13. Pero ambos podrían dejar de existir, provocando entonces un derrumbe del sistema tal como existe hoy".

Los operadores de cable serán ahora -en lugar de un espacio de posibilidades abiertas- una especie de anatema que obliga a sus propietarios a la cesión de parte de lo que han construido. Las señales de noticias vinculadas a los cables pasarán a ser, en el mejor de los casos, locales. Otras desaparecerán.

En la era de la globalización, en la Argentina nos obligamos al provincianismo o menos que eso. La precariedad es la contracara de la discrecionalidad. Hay una relación directamente proporcional. Los medios privados, "dinamitados" jurídicamente, estarán disponibles. Alguien con poder discrecional los tendría en sus manos. Y eso es lo que se pretende.

Fuente: Clarin.com

El Viajar ya no es mas un placer



Hoy son las 8.00 AM tomo el colectivo, saco el boleto veo todos los asientos llenos de gente; atrás mío mas gente subiendo al colectivo. No da abasto. Me agarro como puedo del pasamanos. El colectivo para en una, dos va en todas las paradas, me da bronca viajar como ganado vacuno.
fuente: http://www.enelsubte.com/informes/subterraneos-buenos-aires-95-aniversario-parte-3-292

Al final llego a mi parada la cual tengo que bajar y tomar el subterráneo este es uno de los primeros que se hicieron en la Argentina El Subte de Buenos Aires (de subterráneo) es un sistema de transporte público que recorre la ciudad de Buenos Aires. La primera línea de esta red de trenes subterráneos se inauguró en 1913, siendo el primero en su tipo en Iberoamérica y todo el Hemisferio Sur. La red se extendió rápidamente durante las primeras décadas del siglo, pero el ritmo de ampliación disminuyó drásticamente tras los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Hacia fines de la década de 1990 se comenzó un nuevo proceso de expansión de la red, con el planeamiento de cuatro nuevas líneas. Fuente Wikipedia.

fuente: http://www.enelsubte.com/informes/subterraneos-buenos-aires-95-aniversario-parte-3-292


Línea A que sus vagones permaneces intactos y son de madera. Subo al subterráneo abro la puerta y me sucede lo mismo con mochilas que traban los accesos de salida, me falta el aire. La gente se amontona para bajar y subir en palaza miserere que no para de subir más gente y me dejan como una sardina apretada y no es viajar un placer.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Detuvieron en Suiza al director de cine Roman Polanski


www.cinissimo.com/wp-content/uploads/2008/07/.

El arresto fue por una orden de captura de fines de los 70', por acoso sexual y supuesta violación a una menor en EE.UU. El cineasta había viajado a Suiza para recibir un premio en el Festival de Cine de Zurich. Guionistas y realizadores de ese país protestaron contra su detención.

El director de cine Roman Polanski fue arrestado a su arribo a Suiza, y según trascendió, la detención está vinculada a la orden de captura estadounidense de 1978, por acoso sexual a una menor.

El director había viajado a Suiza para participar del Festival de Cine de Zurich, en el cual esta noche debía retirar un premio a su carrera.

A pesar de haber sido arrestado, igualmente el Festival de Zurich realizará el tributo al franco-polaco, según informaron fuentes de la organización. "Roman Polanski, uno de lo más grandes directores de nuestros tiempos, debía recibir un premio a su carrera en el Festival de Cine de Zurich", destacó el comunicado oficial.

Por su parte, la Asociación Suiza de Guionistas y Realizadores protestó hoy contra el arresto del cineasta. "Es un escándalo jurídico que perjudicará la reputación de Suiza a través del mundo", señaló la asociación, que considera el hecho como "una bofetada en la cara de todos los productores de cultura de Suiza", según un comunicado.

(Fuente: agencias) y Clarin.com

“Clarín no es mejor que Hadad”

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Entrevista a Victor Hugo Morales
Por Jorge Fontevecchia
Como habitualmente sucede en estos reportajes, las confesiones se hacen más interesantes en la segunda mitad de la conversación, cuando el entrevistado se relaja o se cansa. Pocas veces un periodista asumió con tanto compromiso personal una ley, y nunca ninguno se atrevió a enfrentar visceralmente al mayor grupo de medios de la Argentina. Qué pasa por la cabeza del hombre que sorprendió a sus colegas e irritó a su audiencia.

—A partir de la Ley de Medios y los temores de que desaparezcan medios y fuentes de trabajo, casualmente ayer te escuché decir en la radio que la derecha siempre atemoriza con calamidades si no se hace lo que ellos dicen, y pusiste el ejemplo de Tabaré Vázquez en Uruguay, de quien se decía que si ganaba el país caería en el comunismo. Y hoy se retira como Lula, con el reconocimiento de todos los sectores. ¿Sólo la derecha usa esa técnica? ¿O también el propio Kirchner, con el campo y los comandos civiles golpistas? O decir que los que se oponían a Kirchner eran destituyentes... ¿No son prácticas similares?

—Supongo que el periodismo cubano, o Cuba, te asustan mostrándote la gran injusticia que hay en el mundo, y que esa calamidad entraría a Cuba si el Partido Comunista cediera el poder. Pero en nuestro país las prácticas más habituales han tenido que ver con la derecha. Sobre todo, con el periodismo liberal. Muchas veces metemos “derecha”, que es una palabra más dura, en el lugar donde tendría que ir “liberal”. Lo que sí recuerdo es cómo se atemoriza a la gente. Y el hecho más flagrante al respecto es el del Uruguay. Las campañas de televisión de blancos y colorados, pero con gran apoyo de los medios liberales del Uruguay, era mostrar tanques de la Unión Soviética que entraban y mataban niños y mujeres. Y esto era lo que le esperaba al Uruguay en caso de que ganara el Frente Amplio. Es tan extraordinario lo que ha ocurrido con el gobierno del Frente Amplio... que un presidente de un país dividido entre derecha e izquierda, pero con mucha más tradición de derecha que de izquierda, se retire con el más del 60% de aprobación. Nos habrían privado, en nombre de ese fantasma, de Tabaré Vázquez. Pero consiguieron privarnos durante dos períodos de este mismo tipo de gobierno que ha tenido el Uruguay. Entonces, allí hay un fantasma agitado. Después están siempre los líderes. Kirchner, efectivamente, agitó varias fantasías. La cuestión destituyente, que con mucha convicción decía no solamente el Gobierno, sino también muchos seguidores. Y que a mí me provocaba ciertamente asombro. Pero hay gente más débil frente a esos fantasmas: la población menos informada. El trabajador que teme perder su trabajo. Los fantasmas que ahora se esgrimen son dos: el de un monopolio estatal, un dominio absoluto de los medios y del pensamiento por parte del Estado, y la falta de trabajo en la que se va a caer como consecuencia de esta ley.

—Te aclaro, Víctor Hugo, que yo me defino como liberal y de izquierda. Pero entiendo que debemos tener un problema de términos. La definición de qué entiende cada uno de nosotros por liberal. Yo creo que la agitación de fantasmas es el discurso de la ignorancia. Por ejemplo, el de la Iglesia, que usó el infierno, los mapas pre Colón mostraban monstruos al alejarse de las costas, en sintonía con la geografía de Ptolomeo y la persecución a Galileo. El miedo y los fantasmas son utilizados siempre para dominar, disciplinar, y está muy bien alertar a la gente para que tenga cuidado con eso. Pero la utilización de los fantasmas no tiene ideología. ¿Qué relación tenés con la Iglesia? ¿Sos creyente?

—Yo soy católico, rezo todas las noches de mi vida intensísimamente, desde que tengo uso de razón. Entro en todas las iglesias, sobre todo cuando estoy de viaje, porque es el ámbito donde más me gusta estar un par de horas, una hora aunque sea, sólo conmigo. Es donde más me encuentro. Pero al mismo tiempo no tengo ninguna cordial relación con los factores de poder de la Iglesia. Me llevo muy bien con curitas como el padre Pepe, de quien soy amigo hace muchos años, mucho antes de esta explosión mediática en la que se vio envuelto como consecuencia de las amenazas. A ese tipo de curas yo los amo, los ayudo y me ayudan. La Iglesia como factor de poder, sobre todo viniendo del Uruguay, es más difícil concebirla. Porque la separación de la Iglesia y el Estado para mí es casi una materia pendiente de la Argentina. Yo no he podido entender nunca, y en mis programas soy cuidadoso, la influencia y la presencia que puede tener la Iglesia como factor de poder. Puedo hablar con el padre Pepe desde las nueve de la mañana a la una de la tarde. Pero todo lo que la Iglesia hace funcionando como si fuese una corporación política, que de hecho lo es, a mí me provoca rechazo como católico. Y por lo tanto lo fragmento o lo acoto en la medida de lo posible.

—¿Cuando se vence el miedo, se descubre que siempre los reyes están desnudos? Cada vez que se cruza la frontera del miedo, cuando alguien se anima a hacerlo, se descubre que esos miedos eran exagerados. Vos fijate lo que le pasó a Kirchner con el campo, a Clarín con Kirchner. Finalmente ninguno era tan poderoso; nadie lo es.

—Está dando una pelea desde un inmenso poder. Si no fuese tan poderoso, no estaríamos ya hablando de nada. Estaría ya superado este escollo que significa para el Gobierno. Diariamente asistimos a la manifestación de un poder tremendo que está confrontando nada menos que con otro poder fuerte. Y que está en este momento disminuido, que ni siquiera está en la cresta de la ola de su poder, con lo cual, efectivamente, como vos decís, el poder parecería que no es tan grande como lo veía yo. Para mí esto es una utopía, es increíble lo que está sucediendo.

—Te escuché decir que estabas desmoralizado y creías que nunca ibas a vivir lo que estás viviendo.

—Así confronté de alguna manera todos estos años, en los cuales veía cuestiones que seguramente a lo largo del reportaje habremos de revisar. Pero siempre abatido, íntimamente convencido de que los malos ganan inexorablemente. Y que los buenos siempre son relegados. Cuando aparece esta disputa del Gobierno, fui escéptico hasta el último momento. Si el Gobierno quisiera reírse de mí, no tendría nada más que tomar mis grabaciones o alguna declaración periodística que he hecho, en la que decía que me parecía que ya estaba transando de nuevo con Clarín porque no oía hablar de la ley. Que se estaban desgastando en foros no demasiado trascendentes y que esta sería una manera de demorarse políticamente. ¿De dónde partía? De la sospecha de que era demasiado lindo lo que iba a suceder, a mis ojos por lo menos, con la ley, como para que esto ocurriese. Y yo me inventaba en este caso el fantasma del arreglo, teniendo el poderoso argumento de que esto ya sucedió. Ya se pelearon, ya se arreglaron, ya se volvieron a pelear estos factores de poder en medio de los cuales quedamos nosotros.

—Siempre repito acá en las redacciones que la creatividad es hija de la libertad. La libertad es la causa irreductible. ¿Qué te hizo a vos libre? ¿Qué te llevó a enfrentarte a los distintos poderes a los que la mayoría de los periodistas temen?

—Que me voy a morir igual. Yo tengo un origen humilde y bohemio, con gran prescindencia de lo material, que es lo que generalmente pone de rehenes a las personas. Y en determinado momento me ocurrió tener mucho más de lo que había soñado. Por lo cual, perfectamente, yo puedo fantasear siempre con volver a mis fuentes, a un lugar más humilde económicamente.

—¿Fantasear o desear?

—Es muy buena la pregunta. Yo creo que siempre hay una cuestión culposa de que me haya ido demasiado bien sin encontrarle méritos reales a que me haya ido bien. Soy autodestructivo. Y eso quizá me ha empujado a peleas y demandas que de otra manera, siendo más protector de mí mismo, no hubiese encarado. Pero lo que más me anima me parece que es un entrañable amor por esta profesión. No existe una palabra que yo haya escrito o dicho que no esté dicha desde la gratitud a Dios por poder hacer lo que hago. Todo lo que mancha a la profesión que es el periodismo, todo lo que la envilece, sobre todo por quienes tienen la responsabilidad de poner la cara más arriba, mortifica mi espíritu.

—Vos tenés una hija, Paula, que trabaja en la televisión. ¿Hablaste con ella sobre las consecuencias que podría tener en su carrera la posición que asumió el padre sobre la Ley de Medios?

—Yo estoy seguro de que en algún terreno ya la he afectado. Pero también mi hija ha tenido muchos privilegios en función de cómo pudo crecer y formarse. Entre esos privilegios, está el de entender esto como parte de reglas que no podemos esquivar. A mí a veces me dicen qué pienso de los perjuicios que uno se provoca. Y yo pienso que si no hubiese perjuicios, nunca habría dicho nada que molestase. No habría importado demasiado lo que digo. Importa porque para decirlo hay que tomar algún riesgo. Una cosa es parte de la otra. Nunca hemos conversado al respecto con mi hija. No creo que advierta de esa forma que yo puedo perjudicarla. Nosotros proyectamos desde el lugar del apellido, del sitio que ocupamos socialmente, amigos y enemigos. También hay algunos amigos. Lo que sucede es que en ese sentido, como soy una persona bastante huérfana de contactos, es poco lo que le puedo dar y bastante lo que puedo generar en contra, que ni siquiera ella sepa. Pero la vida es así.

—Para Aristóteles venimos al mundo con dones y potencias que sólo se desarrollan si hay problemas. El hombre feliz que está acostado nunca se cae, pero no saca músculo. Los desafíos hacen que los dones pasen de la potencia al acto. ¿Son las dificultades las que desarrollan tus capacidades?

—Yo no salgo a buscarlas. Las encuentro. Y cuando encuentro lo que llamamos provisoriamente una “dificultad”, se convierte en un desafío para mi propia moral. Si yo veo algo que va a contramano de ciertas convicciones que tengo, y no confronto con eso por debilidad, por indiferencia, todos estos atributos, entre comillas, me generan desprecio por mi persona.

—¿La cobardía es el peor de los defectos?

—Me cambia todos los valores, no puedo ir contra nada. Te paraliza para siempre. Yo digo: “Caramba, cómo voy a decir esto de Clarín. Nunca más voy a tener trabajo en todos sus medios. Siempre voy a estar expuesto a que cualquier error que cometa como persona pública sea visto con una lupa, presentado con un gran deseo de arruinarme”. Por otra parte, desde el punto de vista social, vos confrontás con personas que son apreciadas por muchas otras personas, y también con otras que ni siquiera sabés que existen, que van generando rechazo por vos. Con lo cual te vas peleando de a poco con una especie de establishment. Frente a todo eso, uno podría decir: “Y a mí qué me importa, que el fútbol sea de quien sea. Yo voy a relatar con ellos (Avila me ofreció más de una vez). Voy a escribir en sus medios (también me lo ofrecieron). Voy a tener una buena relación con ellos y de vez en cuando meto una crítica...”. Vos te podés hacer el crítico. Yo me puedo jugar a criticar a los árbitros, a los jugadores, y que la gente diga…

—Lo que hacía José María Muñoz, que criticaba a la asociación de béisbol de Nueva Delhi, o en la época de los militares, criticar las autopistas del intendente pero no mencionar que hubiera desaparecidos. Disfrazarse de crítico cuestionando cosas secundarias.

—Vos tenés conciencia de que vas contra algún factor de poder cuando no te queda tu escala. Yo podría ir contra otro periodista; ahora, cuando se va contra sistemas de poder, se te plantea esto: ¿lo digo o no lo digo? Y si no lo decís, ¿cuál es el valor moral que tiene toda otra crítica que hagas?

—Kant decía que para que exista un acto moral no solamente había que hacer el bien: había que hacer el bien y que a uno no le conviniese hacerlo. Debe existir una lucha entre las inclinaciones y el deber.

—Mandame esa frase por Internet. Me parece valiosísima. Sintetiza en estos treinta segundos… los factores que hacen a mi vida.

—Lanata, por ejemplo, sufre esa exclusión en televisión abierta por ser ingobernable. ¿Quién puede discutir su carisma audiovisual y su talento como periodista?

—Esto debería ser advertido. Finalmente es el capital de Lanata. Porque si vos querés nombrar periodistas libres, la palabra “Lanata” te sale como te entra el oxígeno en el cuerpo. Ese es el premio. El castigo es que Lanata vive más zozobras económicas que otros periodistas, considerando el nivel que podría tener. Además hay un talento personal que esas empresas a su vez se pierden.

—La ausencia de Lanata en la televisión de aire es un grito. Aquello de que la máxima presencia es la presencia de la ausencia.

—Lanata no debe ser gobernable ni para él mismo. Yo a veces en mi discurso estoy hablando y tropiezo con algo que digo: “Qué barbaridad lo que voy a decir. No debo decirlo”. Y esto actúa como un estímulo para que inevitablemente lo tenga que decir. Me mando macanazos. Por eso de vez en cuando sobreactúo, aparentemente. Si estás diciendo todo lo demás, esto podrías evitártelo. Pero esto que parece más pequeño es parte del todo. Y vos no lo podés esquivar. Porque si esquivás eso, cuando terminás ese discurso, cuando vas a la tanda, ya no sos el mismo. Intimamente sabés que negociaste con vos mismo.

—Así como Cristina Kirchner recibió críticas y se equivocó al usar el tema de los desaparecidos para cualquier fin, ¿también se equivocó TN al usar la palabra “desaparecer”, que en la Argentina es tan simbólica, para advertir sobre su futura situación?

—Primero que es mentira. Desaparece si quiere tomar otras opciones de lo que va a poder elegir. Lo que no puede es quedarse con todo. Y por otra parte, si TN no está en manos de ellos, estará en manos de otra gente, que no necesariamente tienen que ser los del Estado. Se venderá a los mejores postores. Es un canal muy atractivo. Te imagino a vos, imagino a García, al diario La Nación. Imagino a todos lo que localmente pueden competir queriendo tener TN desde el derecho de tenerlo. Lo que vos no podés tener es todo eso que tiene en ese momento.

—Independientemente de que la premisa sea falsa, la utilización de la palabra “desaparecidos” ¿no vuelve a demostrar que, llegando al límite, todos se comportan igual? Tanto el Gobierno como Clarín no tienen más límites que los impuestos por los otros.

—Con un detalle. A la Presidenta le pasa porque su dejo de soberbia le impide leer con precisión lo que debería llevarle tres minutos y lo extiende a 25, 30 minutos para regodearse con su propio discurso y la fama que ha construido de que es capaz de hablar sin leer. Una cosa misteriosísima como fama, pero que ella cultiva a ultranza. Si ella no hubiese estado improvisando, no lo dice de esa manera. Porque si estuvieras escribiendo eso dirías: “Qué barbaridad”. Y lo borrás. Terminó el problema. La oralidad tiene sus riesgos. Si lo sabré yo, a raíz de lo que acabo de mencionarte de mi lucha. Pero lo que hace TN es una cosa publicitaria estudiada, donde sabe perfectamente lo que está diciendo, donde no hay error por exceso de vanidad en el discurso, sino que hay una precisión quirúrgica en lo que está diciendo, porque sabe dónde le pega a la gente. Con lo cual tiene muchísimos menos reparos que la Presidenta en usar un tema tan doloroso para la sociedad argentina en nombre de su propia conveniencia.

—En derecho penal la premeditación es un agravante ante cualquier delito. Pero me viene a la cabeza la definición psicoanalítica de “goce”. Y la diferencia entre goce y placer. El goce siempre es exceso. Quizá la Presidenta goce con su exceso oral y también TN, sabiendo que es excesiva su apelación, haga en ese exceso consciente una gozosa ostentación de poder.

—Lo más grave de los grupos ha sido su obviedad. Creo que de ese pecado no retornan.

—¿La mediocridad?

—¿A qué llamo “obviedad”? A tomar en la tapa del domingo pasado el tema de Río Turbio, que Lanata denunció como un posible hecho en octubre de 2008 en Crítica. Tomar otros temas que ustedes trataron hace muchísimo tiempo, mandarlos ahora a la tapa y sacar ese aviso absurdo, insólito porque va contra ellos: “La realidad se tapa o puede ir a la tapa”. Mil veces taparon realidades y ahora la ponen en tapa todas juntas y todas seguidas. Todo lo que se está haciendo es obvio y demuestra que ellos saben manipular, que lo han hecho siempre. Ahora la gente se da cuenta, algunos por lo menos. De esto, no sé cómo sale el Gobierno, pero el Grupo no sale de la misma manera que estaba antes.

—¿No temés que, por ejemplo, TN o América 24, sin contar con los departamentos de noticias de El Trece o América TV, terminen reducidos a la insignificancia? ¿O que ahora todos, también Canal 26, Crónica TV y C5N, al pasar a ser canales locales, sólo de la Ciudad de Buenos Aires, no puedan sustentarse?

—Lo veo totalmente parte de los fantasmas. La población local de la que vos estás hablando son tres veces o cuatro el Uruguay. Estamos hablando de diez o doce millones de personas. A un canal que emite desde la Capital le importa dónde se concentra el consumo y dónde se concentran las empresas. ¿O vos creés que porque Canal 26 llega a Ushuaia puede tener un aviso de Ushuaia? No. La posibilidad económica de sostenimiento de las empresas está aquí. No existe en el resto del país de la manera que existe aquí.

—Vos fuiste uno de los periodistas que más entrevistaron al interventor del Comfer. ¿Qué impresión tenés de Gabriel Mariotto?

—Un hombre bien intencionado, que se corresponde con una historia en los medios, un conocedor. Por algo en la decantación de funcionarios él va llegando a ese lugar. Yo tuve un episodio de confrontación cuando él, teniendo un poco de razón, dice que nosotros en Radio Continental no podíamos tener la FM 104.3 con una programación total. Ahora la radio dividió, no tiene las 24 horas su programación en la 104.3. O sea, que razón no le faltaba. Y nunca lo vi salirse de un tono de respeto y de consideración, la que él tenía antes no se quebró porque estuviésemos peleándonos. Esto para mí fue muy significativo. Jamás cayó en la chicana, en el desprecio y mucho menos en algún tipo de intimidación. Es todo el contacto que he tenido, pero es un punto de partida para verlo positivamente. En los reportajes se ve que conoce muy bien lo que ha hecho. Podría no conocer tanto, porque generalmente estas cosas las hacen los asesores. Conviven artículos de varios proyectos presentados antes. Yo tengo en la valija la nueva, la media sanción, como tuve antes el proyecto. Pero muchas cosas me daba un enorme trabajo entenderlos. Porque hay un ejercicio que vos no tenés. En consecuencia, me costaba memorizar, saber al toque aquello por lo que me estén preguntando sobre la ley. Lo veo como un tipo que conoce el tema, que está preparado y que me parece que hace el esfuerzo, que a mí me resulta valioso, de ser una buena persona.

—¿Temés que amigos del Gobierno terminen comprando la mayoría de los medios que se pongan a la venta? (N.d.R.: el reportaje se realizó el día antes de que Mariotto trastabillara frente a los senadores con la inhabilitación a los proveedores del Estado de comprar los medios que la nueva ley deje disponibles.)

—Si lo hiciesen, perderían tanto dinero que se hastiarían. Y no lo van a hacer. Vos pensá esto. Canal 7 les pertenece totalmente, pueden hacer lo que quieran. Decime cuál es la influencia de Canal 7 en la vida política del país. Cero. Otro ejemplo.

—¿El solo hecho de ser oficialista hace a cualquier medio perder la mayoría de su audiencia?

—Me remito a esta prueba irrefutable. En Continental hemos estado toda la vida cabeza a cabeza con Radio Del Plata. Somos como gemelas, nos hemos parecido siempre en calidad de programación, calidad de comunicadores, el mismo estilo de gente tirando a lo sobrio, tirando a la credibilidad. Bastó que se supiera que el Gobierno podía ser el comprador a través de Electroingeniería para que dupliquemos a Radio Del Plata. En forma instantánea. En pocas semanas. No hay manera de que el oficialismo tenga buena prensa. La dictadura tenía toda la prensa, todas las radios. No tenía todos los diarios, pero se le temía y, en consecuencia, se funcionaba en línea. Nunca tuvieron credibilidad. Podían tener apoyos, pero nunca credibilidad. Como puede tener el Gobierno apoyo en determinadas cosas, pero nunca credibilidad. La credibilidad en el INDEC, por ejemplo, no la van a conseguir porque lo digan 800 veces en Radio Del Plata. Además, ponele que Canal 13 decide quedarse con Canal 13 y no con TN. ¿Cuántos oferentes va a haber? ¿Siempre va a ser Cristóbal López, siempre va a ser Rudy Ulloa? ¿Va a ser Lázaro Báez? ¿Van a ser tan obvios? ¿Va a ser Moyano? ¿De dónde? ¿Cómo lo compra el Gobierno?

—Pueden serlo pero tu planteo es del tipo de Marshall McLuhan: si el medio es el mensaje y el medio es de alguien inaceptable para la sociedad, ese mensaje pierde su valor.

—Otro ejemplo: ¿qué incidencia tiene la radio de las Madres de Plaza de Mayo? ¿Cuántas radios Plaza de Mayo podés tener? ¿Qué incidencia podría tener una radio de Moyano? ¿Qué incidencia podría tener una radio de Pichetto? No podría tenerla.

—Se dice normalmente que los periodistas tenemos poco poder mucho tiempo, y los gobiernos mucho poder pero poco tiempo. ¿Vos ves a Clarín como un problema superior a Kirchner porque tiene mucho poder mucho tiempo?

—Mi síntesis, que va en línea un poco con eso, yo la diría de esta manera: durante muchos años he visto un poder perverso que se devora a la propia gente de Clarín. Porque estoy seguro de que hay mucha gente ahí adentro a la que le gustaría hacer periodismo de verdad y no ser lo que para mí son un grupo de señores lanzados a todos los negocios parapetados en lo que llamamos “la libertad de prensa”. Los he visto quedarse con el fútbol sin licitación, robarlo, amedrentar dirigentes, proteger a Grondona, proteger a dirigentes de clubes sospechados de gravísimos casos de corrupción porque eran sus operadores dentro del sistema, para que los aumentos que el fútbol pidiese tuvieran el buen criterio de lo que Clarín quería pagar y no de lo que el fútbol necesitaba pagar. Los he visto crear un tipo de periodismo guarango y absurdo que cuando vienen los campeonatos mundiales, la gente queda alarmada. Vos no sos futbolero, pero podés preguntar a los muchachos de deporte qué es lo que hacen en los campeonatos mundiales. Generar un periodismo guarango, torpe, malhablado, amarillo, de enfrentamientos. Hacer pelear a Maradona con Chilavert porque no podían opinar de los temas importantes: de un árbitro, de un jugador. Los he visto avanzar con el dinero que ganaban espuriamente en el fútbol para comprarse (en este caso, Torneos y Competencias) radios financiadas por lo que ganaban en el fútbol con la televisión, para que los que teníamos nuestra posibilidad estrictamente en la radio lo sintiéramos. Los he visto llevarse por delante hasta el sentido común, generando transmisiones de radio por televisión, sin imagen, también para terminar con los otros medios. Los he visto hacer el negocio con las AFJP. Tengo plena conciencia de cómo aprovecharon la Ley de Quiebras, la de Bienes Culturales que, por otra parte, se la dio Kirchner, si mal no recuerdo.

—Duhalde. (N.d.R.: no sólo Clarín sino también La Nación y Editorial Perfil apoyaron y se beneficiaron con esa ley.)

—¿Y la de Quiebras?

—También.

—Bueno. Los he visto proceder de esta manera durante todos estos años. Este Gobierno, con todos sus defectos, con sus fondos de Santa Cruz, con su compra de tierras fiscales vergonzosa, con su amor al mismo tiempo incomprensible por el poder y el dinero que no se puede entender...; este Gobierno, que tiene vicios formales, que cuando hace cosas buenas, las presenta mal, y que a veces es más víctima de cómo lo hace de lo que realmente hace... Si este Gobierno, con todos sus defectos, me quiere regalar, le quiere regalar a la sociedad una ley que haga saltar por el aire esta competencia desleal que han establecido a través de un oligopolio (en este caso, prácticamente de un monopolio como el de Clarín), yo no voy a salir al cruce. Yo los voy a aplaudir y los voy a alentar y los voy a ayudar en la medida de lo que pueda para crear, no votos, porque nadie va a votar por lo que yo diga, pero sí conciencia por lo menos en la discusión en la gente. Porque hay una cuestión cultural muy grave que se nota mucho en la Argentina y también puede ser en el Uruguay, y es la resistencia al cambio. En la película La flor del cerezo, que son dos protagonistas de edad grande, mientras presentan una casa de piedras y un pato cruza la calle, donde vos ves que eso está así desde tiempos inmemoriales, la protagonista dice: “Quisiera que no cambie nada nunca”. Vos tenés que confrontar con una sociedad así, además una sociedad crispada con el Gobierno… justificadamente crispada, porque es un gobierno calentador. Y al mismo tiempo vos estás convencido de que eso está bien, de que vamos a tener mejor periodismo. No se tiene mejor periodismo si influye más desde el poder de la multiplicación que mediáticamente tienen ellos que desde la calidad de las ideas.

—Para vos el tiempo vence al espacio. Si un poder es eterno es mayor que cualquier poder que ocupe más espacio coyunturalmente. El problema del poder está en la permanencia. Si el poder es permanente…

—Es poder.

—¿Superior a los demás?

—Y esto es lo que han usado. ¿Quién contó últimamente el diálogo entre Menem y Magnetto?, aquel de: “¿Y a quién ponemos de presidente?”, “Yo no pongo presidente, yo lo saco”. Está dicho por Menem esto. Esta es la cuestión, si vos querés, bien perversos. Adjudicale al Gobierno toda la perversidad que quieras. Yo me permito adjudicarle a Clarín, con elementos que he sufrido en carne propia, toda la perversidad. Entonces mi razonamiento, el que estoy diciendo por radio toda la mañana es: el Gobierno se cambia. Más: este Gobierno no puede ganar las próximas elecciones. La imagen negativa de Kirchner es inmejorable. Bueno, puede mejorar: en vez de tener un rechazo del 70, tener el 65.

—¿No temés que Kirchner pueda ser electo presidente en 2011? ¿Lo creés realmente imposible?

—Es imposible. Más te digo: es hasta llamativamente imposible porque ninguno de sus rivales mejora la performance de Kirchner. Cobos no la mejora. Cobos viene atado a tantos intereses con la gente de Clarín, con la gente de Mendoza. Es un producto mediático sin relevancia personal. Un fruto del azar. Un personaje que hace de la traición un estilo. Este es el gran candidato. Porque además es el candidato de muchos medios. Que les da lo mismo cualquiera si es obediente al establishment. Y Cobos es un claro obediente. Si es Reutemann, muchísimo más. Si fuese Duhalde…

—Al no haber un candidato de peso, por ahí Kirchner hacia el 2011 se recompone y termina siendo electo presidente otra vez.

—Su problema es que las limitaciones que tienen sus opositores no superan el rechazo que él ha generado con su estilo tan confrontativo. Yo no quiero ponerle el “pero” al Gobierno mientras dure esto. Salvo en mis programas cuando aparece el dato, por ejemplo, de la pobreza del INDEC y no tengo más remedio que empezar el programa con un himno que nosotros creamos: “INDEC-landia”. Tiene dos años y medio ese himno. De los tiempos en que Clarín ponía en tapa: “Un nuevo método aplicaría el Gobierno para…”.

—¿Tan seguro estás de que Kirchner no podría ganar?

—Si yo en este momento activo mis elementos críticos contra el Gobierno, me paro enojado con Kirchner. Porque tengo muchas cosas que me han enojado. Esto le pasa a toda la gente. Cuando llegue el momento de confrontar, creo que es mucho más fuerte en los que no lo quieren. Porque también es cierto que genera mucho amor y mucho respaldo.

—Pero minoritario.

—En estas elecciones cada aparición de Kirchner era más piantavotos. Es muy probable que si lo hubiese dejado a Scioli solo en la provincia, con todo el reparo que para mí merece Scioli…


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—¿Ves similitudes entre Scioli y Cobos?

—Ah, sí.

—¿Y Reutemann?

—Yo no sé si a Reutemann meterlo totalmente, porque no me parece un manejable. Me parece más retobado, pero Cobos, De la Rúa, Scioli parecerían demostrar que la mediocridad es un camino extraordinario…

—Lo que aglutina a Scioli y Cobos sería que no son valientes; o sea, son manejables. Reutemann es también un fenómeno mediático pero no es manejable. Para vos, que el presidente sea autónomo es el prerrequisito. Que sea cualquier cosa, pero que sea libre.

—Sí. Pero la sociedad no quiere mucho a los libres. Fijate que a Carrió la resisten enormemente y algo que es Carrió: es libre. Esto no se lo puede negar nadie. Vos podés después endilgarle muchos defectos, pero es una mujer libre. No gusta por eso.

—No gusta, claro. Y lo mismo vos, en este momento estás cosechando críticas porque tanta libertad, como cualquier exceso, resulta pornográfica. Ofende porque contrasta con la carencia de ese grado de libertad que el observador percibe en sí mismo. Es atávico, el que saca la cabeza demasiado corre riesgo de que se la corten.

—Puede ser. Ayer me di cuenta de que, sin advertirlo, transcurrieron las cuatro horas del programa sin tratar la Ley de Medios. Es como si me hubiese querido dar un descanso de lo que cada día es la fatiga de saber que vos herís susceptibilidades, desencantás a gente que te ha seguido creyéndote mucho, y que de repente no te quiere creer nada porque estás diciendo todo lo contrario de lo que piensa. Es muy difícil confrontar con la pérdida del halago que significó una audiencia que te mima y que se convierte de pronto en una audiencia crispada, que se enoja y te deja cosas terribles en los contestadores telefónicos. Es muy duro. Y además, el nivel de crispación es muy alto: mucho más de lo que uno podría imaginar para estos temas. Parece ser que no estamos preparados para conversar de esto sin confrontar violentamente.

—Vos dijiste en el Congreso: “Los periodistas saben buscar sobre la corrupción de los gobiernos –de éste y de otros gobiernos que vendrán–, pero no se paran a ver los riesgos de la corrupción en empresas privadas. Los perdemos de vista porque hay una gran complicidad”. ¿Esa complicidad les cabe a los periodistas que trabajaron en el Grupo Clarín durante los últimos años?

—No lo sé. Me tendrías que formular la pregunta de otra manera.

—¿Te parece que esa sospecha les cabe a periodistas como Magdalena o Nelson Castro?

—No, Magdalena está convencida. Magdalena está convencida y es tolerante conmigo, porque sé que en el fondo está enojada conmigo. Pero con mucha educación, finalmente, con respeto por mi punto de vista. Magdalena tiene convicción personal, ve las cosas de esa manera; presumo que debe tener una cordial relación con gente del grupo, de los muchos años de trabajo, y me parece casi noble de su parte que ahora, que está enfrente, si además tiene la suerte de pensar como piensa... Porque a veces es una suerte pensar como pensás, porque es una suerte poder estar de acuerdo con Clarín cuando te dolería mucho hacerle algo a Clarín. No, en el caso de Magdalena, de ninguna manera. De ninguna manera. Yo creo que ahora sí dentro de los que en estos momentos están opinando. Yo no quiero ni saber de nada, porque hay gente que estimo ahí: no los quiero ni ver ni leer. ¿Por qué? Porque tengo miedo al desencanto. Creo que una persona que en esta pelea tenga la desgracia de que al mismo tiempo está contra el Gobierno, estar trabajando en Clarín, debería abstenerse. Si su opinión va a ser tan contraria a la Ley de Medios. Tengo mucho miedo de escuchar algo que me dé un profundo rechazo.

—¿Esta ley será cismática? Kirchner logró que periodistas, por diferencias ideológicas, desaparecieran; ahora, en FOPEA hay una cadena de renuncias, y hasta en ADEPA, por primera vez en su historia, hay diarios que se desafilian: como el caso del principal periódico de La Pampa. ¿Esto puede dividir a los periodistas?

—Sí, yo creo que va a haber situaciones muy interesantes de observar, cuando haya pasado un poco de tiempo. Todos los gremios que han participado, sabiendo que tienen un componente tan fuerte de Clarín, deberían haberle dicho: “Mirá, no podemos participar de esto porque cualquiera se da cuenta de que aquí está la firma de Clarín como la más importante de todas”.

—¿Clarín tiene también cooptada a cada una de las organizaciones?

—Hasta ARPA. Yo, cuando fui a defender en el Senado, hace unos años, que el fútbol de la Selección fuese pasado por televisión abierta, por Canal 7, me tuve que enfrentar a ARPA. Para colmo, el presidente de ARPA era un muy querido amigo personal. Y empecé porque yo no sabía que ARPA iba a decir lo que dijo en esa audiencia, y me tocó hablar después. Nunca he dicho nada más horrendo que escuchase un amigo personal como lo que dije de ARPA esa vez. Todo lo que ARPA está diciendo ahora, todo, me da mucha vergüenza. Indudablemente, todos están en línea con el Grupo Clarín. Acá hay personas conservadoras que directamente no quieren el cambio y que no quieren saber nada con lo que haga el Gobierno.

—Pocas veces un periodista fue tan contundente. Dijiste cosas como: “Son una banda de bribones que han ido a todos los negocios permanentemente parapetados en la libertad de prensa” o “No existe para mis oídos una mentira más grande, en 60 años de carrera, que los medios diciendo que la Ley de Radiodifusión va contra la libertad de prensa”. “¿A qué se oponen los que se oponen y al servicio de quién se oponen?”. ¿Sos consciente de que tu vehemencia sorprende hasta a tus colegas más cercanos y a los que normalmente coincidían con vos?

—No, yo hablo desde una convicción muy fuerte. Posiblemente alguna vez me encuentre con alguno y le diga: “Disculpame, yo no quería herir personas ni susceptibilidades”. Pero yo te diría que, de ahí, la única falsedad ideológica es la palabra bribón, elegida expresamente porque me parece más suave que decir ladrón.

—La Ley de Medios va contra los intereses de los dueños de la radio en que trabajás, Continental, que por ser españoles, y al no haber un convenio de reciprocidad con ese país, tendrían que desprenderse de ella. ¿Te parece que los extranjeros no deberían tener medios de comunicación, o que el tope del 30% es correcto?

—Si vos podés poner tu diario en España, y eso está muy claro que lo podés hacer en las mismas condiciones en que ellos puedan poner diarios y radios acá, como un intercambio, podría ser que lo entendiese. Pero los medios de comunicación hacen a la preservación de valores culturales, históricos, políticos. Eso lo conocen en su verdadero entramado las personas que han recorrido buena parte de su vida, sino toda su vida, aquí adentro. Por consiguiente, solamente como un intercambio muy real, yo podría entenderlo. De otra manera, que cada cual se arregle con su medio de comunicación. Porque son factores muy vinculados a lo cultural, a la identidad, a lo propio.

—¿No es un poco esquizofrénico para la audiencia que en el mismo programa donde vos asumís una posición absolutamente a favor de la Ley de Medios, la radio pase mensajes en contra?

—A mí me parece que es interesante lo que ocurre, por ejemplo, del programa de Magdalena al mío. Una visión totalmente en contra de la ley que, de pronto, a las nueve de la mañana, con un cortinazo, deviene en una visión totalmente positiva. Me parece que esas dos campanas tan fuertemente defendidas, porque Magdalena también tiene su temperamento, y vaya si lo tiene, son una especie de mostrar dos elementos en pugna muy fuertes, para que la gente componga una idea quizás más acabada. Me parece interesante que la gente de la radio no me diga nada. Uno de ellos, un gerente que ha llegado hace poco tiempo, me dijo que le gustaría discutir filosóficamente el tema. Y te imaginás, ningún problema, pero esto no implica que yo no fuese a decir lo que quisiese. Yo, con la radio, tengo el siguiente arreglo: el fútbol no me lo pueden tocar porque es un contrato que yo me gané. Ahora, La Mañana es una cuestión que la radio podría suspender mañana y yo no le hago un juicio. Y ellos lo saben, se los digo siempre. Este es el precio de decir lo que sienta cada día en mi vida. Y no les voy a causar ningún daño, me voy. Si es con el fútbol, les hago lío; si es con La Mañana, no. Así que es una victoria de parte de la empresa que ellos se banquen esto sin decirme una sola palabra. Yo tengo amigos, mejores amigos de la empresa afuera del país que aquí; amigos que me escuchan porque les gusta mucho el programa, por suerte. Ninguno de ellos me ha dicho una sola palabra respecto a este tema. Y me parece que es interesante como forma de respeto.

—Continental es una radio muy ligada al sentimiento del campo, que es visceralmente antikirchnerista. ¿Podría llegar a perder rating tu programa porque la audiencia de Continental está más en contra del Gobierno que de Clarín?

—Sí, perfectamente puede suceder. Mucha gente que ha sido hincha del programa está enojada conmigo. Yo voy a los teatros, a los cines, estoy muy en contacto con la gente, no estoy en una burbuja, yo voy por la calle y mucha gente me felicita, pero mucha, que es la que más continuamente ha sido oyente, está enojada. No me sorprendería, pero en el caso de la gente de aquí, no me importaría tanto; en el caso de la gente del campo, me parecería injusto.

—¿Qué diferencias ves entre este conflicto del Gobierno con Clarín y el conflicto del Gobierno con el campo?

—El campo merece un mejor tratamiento. Con el campo, lo que estamos discutiendo es la medida del zarpazo que el Gobierno le quiso dar y que no era justo. Porque a mí no me gusta. Si a mí me sacan el 35%, casi el 40% en realidad, de lo que gano, bueno, me parece justo. Ahora, no me saques el 60%. Sobre todo porque me sacás las ganas de trabajar. Yo hay trabajos que no hago porque estoy cansado de mi sociedad con la AFIP; por un trabajo de animar una fiesta me ofrecen cinco mil pesos; dos mil pesos se me van para la AFIP: no me parece justo, no me dan ganas de hacerlo. Esto también creo que sucedía con el campo. El Gobierno con el campo no tenía nada más que una partecita de razón: la de que si dejás que la gente decida cuánto va a dar, siempre te va a querer dar menos. El campo, como elemento corporativo, no tiene perversidad, no se ha robado nada, no ha mentido nada: defiende sus derechos. Creo que no tiene ninguna relación.

—“The New York Times” sostiene que no le da a su público lo que quiere leer sino lo que debe leer. ¿Para vos, la mayor autonomía que puede tener un comunicador es la de desafiar a su propia audiencia?

—Si alguna vez decrece la audiencia, lo que voy a sentir es que me saqué de encima la audiencia que no me interesaba, porque el que deje de escucharme por lo que yo pienso ahora es porque no se bancó al personaje que quería cuando pensó distinto. Quiere decir que nunca me estimó: estaba de acuerdo conmigo. Entonces, yo no tengo ningún problema en perder a la gente que a mí no me gusta. A mí me gusta construir al oyente. Yo creo que uno construye a su lector. Cuando vos te esmerás en una nota que escribís, estás eligiendo el lector. Cuando yo hago mi programa de radio, estoy eligiendo el tipo de oyente. Por lo cual, la pérdida de oyentes me va a decir cuánta gente se había equivocado. Yo no siento que me equivoqué. Yo sigo siendo el mismo tipo que trata de ser una persona honesta, digamos, o transparente en lo que hago. El que se equivocó fue el otro. Me escuchaba una persona intolerante. El otro día una señora me tocó de atrás y me dijo: “Yo no estoy de acuerdo, no lo felicito de ninguna manera por lo que está diciendo de la Ley de Radiodifusión”. Entonces, yo, amablemente, me doy vuelta y le digo: “Señora...”. Me dio vuelta la cara y se fue. A esa persona ya no la quiero como oyente porque no me sirve de ninguna manera el halago de ella. Y yo no puedo vivir para el halago de ese tipo de personas, para la gente intolerante. Estoy para el que me dice: “Vos estás loco con lo que decís de la ley, vos estás loco en creerte que este Gobierno no va a sacar una ventaja...”. Yo esto lo discuto. Anoche estuve en una cena con muy queridos amigos que no se animaban a sacar el tema porque pensaban que podía ser ríspido para mí. Mirá a lo que hemos llegado.

—¿En el estacionamiento de Radio Continental abollaste a propósito, y varias veces, el auto de alguien que se llama Fierita porque había ocupado tu cochera?

—No, es mentira. No había ocupado mi lugar Fierita, que se ha portado como un caballero, porque él pudo haberme hecho daño, dado el deseo que inmediatamente surgió de gente que quería dañarme y presentarme como una persona que se pone fuera de sí fácilmente. El había ocupado dos lugares. Cuando vas a estacionar tu auto en la calle y ves que un señor, si lo hubiese arrimado al de atrás o al de adelante un poco más, dejaba un espacio y no se preocupó, ya te da un poco de fastidio. Yo esperé como media hora. Quise correr el auto empujándolo para ver si lo había dejado sin freno. Quizá debería haberme bajado y empujar con las manos, estamos hablando de época invernal, y no te dan muchas ganas. Probé y no se movió. Y después de veinte, veinticinco minutos, baja una persona sin la llave y le digo: “Sacame esto de acá, te pido por favor; me quedan diez minutos para hacer del programa”. Y le tiro una patada a la rueda, en el costadito, le pego de tal manera que no hay ni huella ni hundimiento, ni nada, en la puerta. Lo llamo a Fierita y le digo: “Mirá, no te llamo para darte explicaciones, porque si doy explicaciones voy a tener razón, te llamo para decirte que si el guardabarros tiene algún daño, me lo hagas llegar”. Y me dijo: “Bueno, si es así te mando la cuenta”. Todavía no lo hizo, pero no sé si es porque todavía no...

—¿Sentís que la Ley de Medios puede estar alterándote emocionalmente? ¿Que perdés el control de vos mismo, como cuando ves que vas a decir algo que no te conviene e igual lo decís?

—No. A mí me gustaría tener una oralidad como la palabra escrita, que no pierda su elegancia. Que así se lo dijese en la cara a la persona, esa persona no me tirase con un vaso, aunque le esté diciendo una cosa grave. Por ejemplo, elegir la palabra “bribón” es una negociación que hasta ahí me lo permito. Pero no más que eso: yo no podría negociar una palabra más sencilla.

—Hay colegas que piensan que tenés un delirio místico con la ley, que te transporta a una situación casi religiosa.

—No, no. Eso es una exageración de tu parte, absoluta. A mí la ley es un tema que me importa, como me importaba en su momento la televisación por televisión abierta de la Selección. Me parece que hay causas que tienen nobleza y que son dignas de defender. Si no sale la ley, mi vida no cambia en absoluto.

—¿La emoción te traiciona?

—No, no. Si yo pudiese hacer, de las cuatro horas, los diez minutos que le corresponden al tema, no habría tanto problema. La cuestión es que el tema reaparece con los llamados de los oyentes, con que apareció el senador tal diciendo tal cosa, con que descubrís lo que dijo en la tapa del diario alguien; con que escuchás la nueva publicidad de Arpa o de TN. Todo el tiempo tenés elementos por los cuales volvés a cada rato al tema. Esto es lo lamentable: la recurrencia, la insistencia, que tiene que ver también con la insistencia del repiqueteo del tema sobre el programa o sobre el diario. Ahora, una crispación personal se trasladaría a la incomodidad de vivir bien la vida, a no poder disfrutar. Y yo no he cambiado nada de mi vida.

—Cumpliste sesenta años hace poco más de un año. ¿Tuviste alguna vez algo parecido a lo que se denomina la crisis de la mediana edad? Se dice normalmente que las personas tienen una segunda adolescencia y determinados valores reaparecen.

—En general, se esfuman los valores de la juventud a cierta altura de la vida. Me alegro de reencontrarme con un muchacho luchador siempre, con una persona que, pudiendo contemplar la vida desde una cuotita de prestigio más o menos interesante, desde un cierto bienestar económico, desde una instalación positiva en los medios...

—Pone en riesgo eso.

—Y crea olas. Elijo un cierto riesgo profesional que consiste en perder mi programa, en perder oyentes quizás. Y yo sigo prefiriendo al tipo que pudo, hace tres o cuatro meses, arreglarse con Clarín y eligió todo lo contrario: yo. Hace cuatro meses, una persona, tres o cuatro veces, me pidió una reunión con el señor que maneja las relaciones públicas de Clarín (N.d.R.: Martín Etchevers). El mismo, el día que me designaron en la Academia de Periodismo, me dijo que quería hablar conmigo, se presentó. Almorzamos un día, y yo dije todo lo que estoy diciendo con vos aquí, sólo que no estaba ni el tema del fútbol, que le quitaron después, ni este tema de la ley. Pero todo lo demás era porque yo, de Clarín, decía lo que decía. Entre otras cosas, le señalé que yo había sido hasta prohibido por el grupo, porque mi programa Protagonistas de la segunda Argentina iba a ir por Metro. Cuando ellos supieron que estaba yo detrás, a los muy pocos días, la misma persona que intercedió para que tuviésemos la reunión me dijo que si quería tener el programa en Metro, o en cualquier otro lado, contara con eso. Ese es un primer paso, después viene un programa en TN, después viene… Y yo elijo que no, es decir, yo elijo frente a la cobija magnífica y la frazada estupenda que te ofrecen de protección, que no. Quiero decir que todavía hay valores, y espero que siempre sea así, que funcionan, y es más fuerte que la conveniencia. Y traslado esto a este problema, se presenta una situación por la cual yo podría, aun pensando lo que pienso, defenderme nada más que haciendo reportajes. Lo llamo a Pichetto, y Pichetto dice que la ley es maravillosa. Lo llamo a Macri, y Macri dice que son unos fascistas.

—¿Tirar la piedra y esconder la mano?

—Así es.

—¿Vos querés que además se vea la mano?

—Fijate que a la audiencia pública casi que me candidateé yo. ¿Sabés por qué? Porque vi que había audiencia pública en el canal y dije: “Yo tendría que estar ahí”.

—Te escuché en la radio decir que sos tímido para hablar frente a las personas en público.

—Sí, porque no me gusta.

—¿Te psicoanalizaste? ¿Te psicoanalizás?

—No.

—¿Nunca te pasó la idea por la cabeza?

—No. Yo nunca he tenido lo que me parece que tendría que generar que me psicoanalice, que es algún dolor moral, o alguna angustia que no pueda resolver de dónde procede.

—Esa es una posición conservadora. También podría mejorarte en una experiencia de autoconocimiento.

—Es como si me dijeran: “¿No has visto a un hepatólogo?”. No lo vi porque no me ha dolido el hígado. Y creo que con la psicología sucede exactamente lo mismo.

—¿La edad no influye entonces en tu ánimo?

—Tanto es así que lo de la Ley de Medios, creo, divide, si vos querés hacer una línea tajante, entre jóvenes y personas grandes. Es decir, todos los que de una manera amable o dura me reprochan son mayores que yo. Y todos los que saludan y celebran mi posición son jóvenes. No quiere decir esto que todos los jóvenes están a favor y todos los veteranos están en contra, sino que a mí me toca como experiencia personal.

—Vos hace 25 años ganabas lo suficiente para mantenerte. Hoy sos uno de los periodistas mejor pagos de la Argentina. Hay una frase de Nietzsche, que se repite en filosofía: “No se piensa lo mismo en una choza que en un castillo”. Vos vivís en Puerto Madero, ¿qué cambió la falta de cualquier carencia material en tu manera de pensar?

—Nada, porque mientras no haya temor a perderlo... Yo tengo una expectativa de vida de 20 años más y un contrato por un año más. Tengo 19 años de mi vida que están en blanco y son sospechables porque no tengo alianzas, porque no tengo radios a donde ir en este momento. No puedo ir a la radio de De Narváez, no puedo ir a Mitre, no puedo ir a la 10; no puedo ir, en principio, por lo menos…

—A Radio 10 sí podrías ir.

—No me gustaría trabajar con Hadad. Lo cual es injusto, porque Hadad no es peor que Magnetto. Hadad es demasiado visible porque ha sido periodista como yo, entonces, hay ahí una contradicción en uno mismo. No sé por qué digo que no trabajaría con Hadad y en algún momento sí habría trabajado para el Grupo Clarín. No es seguramente el Grupo Clarín mejor que Hadad en ningún rubro, pero a mí se me ocurrió algún día. Me acuerdo que una vez le dije a Teté Coustarot, la amadísima Teté, que es una de las personas más lindas y delicadas que he conocido en mi vida, haciéndole un reportaje: “¿Cómo es trabajar en Canal 9, que es un quemo?”. Yo no sé cómo se me escapó... Por esa falta de controles que yo te digo. Acto seguido me di cuenta de que había preguntado una barbaridad y una incomodidad.

—No te psicoanalizás porque vos ya tenés el inconsciente en el consciente, no reprimís, podés decir lo que venga.

—No conozco las claves del asunto.

—¿Trabajarías o no en Radio 10, entonces?

—No trabajaría en la 10. No trabajaría, eso sí, seguro y con toda razón por razones éticas, con De Narváez o con Manzano. Manzano aceptaba que mi programa Protagonistas de la Argentina fuera con ellos, pero además tenían un programa deportivo. Una cosa es Protagonistas de la segunda Argentina, que lo maneja una empresa sobre la que yo no tengo influencia, que puede poner el programa donde quiera, y otra cosa es que yo hiciese una prestación directa. Entonces, no tengo muchos lugares donde trabajar. Con el Gobierno no podría tener una relación. Ya he tenido dos tortuosas relaciones, que fueron Desayuno y Protagonistas de la segunda Argentina, que me lo sacaron por la presión de muchos diputados y senadores que se la pasaban despotricando porque mi programa no se compadece con ellos. Si vos escuchás mi programa, hoy todavía, la nota con Graciela Ocaña, decís: “Pero este tipo le está pegando al Gobierno desmesuradamente”. En consecuencia, conseguí tener enojados a los del Gobierno cuando hago una nota con Ocaña, cuando critico a Zanola.

—¿Un buen periodista tiene que enojar a todos?

—Yo creo que sí, porque el periodista actúa como una especie de fiscal que en nombre de la gente está mirando todo lo que pasa y tratando de que eso se corrija.

—Te escuché decir que también estás muy decepcionado con la oposición. Dijiste textualmente: “No se ponen las pilas como corresponde”. ¿Cuál es tu evaluación de lo que hicieron los diputados de la oposición con esta ley?

—Es todo muy pobre. Algunos son directamente como si fuesen, no empleados pagos, pero funcionan como si fuesen personas que vienen directamente de Clarín o con la orden de Clarín. Hay dos o tres personas que fueron banderas en Diputados y que a mí me han resultado, francamente, un gran desencanto. Después están las contradicciones tremendas. Con Macri tengo una cordial relación, me parece un buen tipo, tolerante, con el que podés discutir, conversar, decirle cosas, habrás estado más de una vez en un mano a mano con Macri y es muy difícil que discrepes con esto que digo. Se banca que le digas: “Pero usted hizo…”. Y a mí me gusta ese tipo de personas, no es un fanático de sí mismo. Pero Macri diciendo que este Gobierno es fascista por la Ley de Radiodifusión, a mí me causa gracia, porque una vez me dijo: “Veámonos, Víctor Hugo, quiero charlar con usted”. Nos encontramos en Rond Point. Y me dijo: “Víctor Hugo, quiero saber por qué me está pegando”. Yo lo había visto llegar a Boca con buenos ojos, y le digo: “Usted prometió que iba a luchar por mejorar el fútbol y usted está trabajando nada más que para Boca. Por el fútbol no está haciendo nada, usted no va contra Grondona, no denuncia lo que Grondona hace, no va contra el negocio del fútbol”. Y me dice: “El problema no es Grondona, detrás de Grondona está Clarín”. O sea que tenía plena conciencia de que él no podía hacer nada que se pareciese a estar contra Clarín. Y ahora dice que el Gobierno es fascista porque va contra Clarín. Además, yo creo que muchos están actuando con una hipocresía muy grande. ¿Por qué?, porque Macri sabe que le conviene la Ley de Radiodifusión, sabe que le conviene que los poderes periodísticos sean más parejos, sabe que le conviene la diversidad. El, que tiene expectativas presidenciales, se lo quiere sacar de encima. Para mí que Macri sobreactúa porque, como va contra el Gobierno, parece natural, pero yo no le puedo creer a Macri porque sé que Macri sabe quién es Clarín, porque me lo dijo. Y abundamos en detalles: “¿Qué quiere que se haga? Contra Clarín no puedo, yo tengo expectativas personales que estaría abortando con nada más que tirarme contra Clarín”.

—Vos no te permitís llevar adelante una discusión en la que no creas que te asiste la razón, mientras que Macri actúa con la hipocresía del político pragmático que puede tener una posición en la que no cree.

—Yo creo que el caso de Macri es ése. Queda bastante claro que esto no puede ser de ninguna manera un invento mío, y Macri jamás lo desmentiría. Ahora, ¿cuál es la relación que hay entre la persona que se presenta como uno de los adalides para que no salga la ley y el que sabe que la ley sería muy necesaria para que ese poder, cuando él sea presidente, no lo ate a tenerle que dar negocios a cambio de protecciones y todos los etcétera?

—¿Los legisladores que tienen intereses en los medios de comunicación deberían excusarse de votar la ley?

—La presencia de Jenefes, de De Narváez, Vila y Clarín como factores, al mismo tiempo, me parece que es la conformación principal del equipo de los que están contra la ley. Que en ese equipo estén Jenefes y De Narváez con la bandera contra ley, siendo que ellos son dueños de conglomerados (si bien Jenefes parecería que no pierde tanto, ha tenido intereses cruzados con grandes empresas de comunicación del país), a mí me parece que es rechazante. De Narváez defendiendo los medios de comunicación que tiene me parece muy, pero muy triste; lo debilita. De Narváez debería reaccionar frente a esto si tiene expectativas más importantes, porque estas cosas dan retorno. Vos no podés ser desde adentro de la política un defensor de intereses que la política está dirimiendo si corresponden o no.

—¿Es cierto que una vez trompeaste a Mauro Viale?

—En el año ’82 tuvimos una discusión y yo revoleé una mano que no sé si le pegó, y él, en el retroceso natural de lo que fue el amague o el contacto, porque ya ni sé, cayó en un sillón y quedó instalada la idea de que habíamos tenido una pelea. Si hubo una pelea, duró cuatro segundos.

—¿Es un hecho totalmente extraordinario en tu vida?

—Es un hecho extraordinario, pero tengo agarradas. ¿Vos nunca te peleaste?

—Nunca.

—Es notable. Yo debo tener, ya de grande, dos o tres veces. Mínimo.

—De esa época tengo para preguntarte si es cierto que José María Muñoz te acusó de tupamaro ante los militares argentinos para impedirte trabajar en Argentina.

—En un primer momento, sacó un disco Canal 7 con mis goles y a él le dolió. Y le dijo a la persona que había sacado el disco, no me acuerdo cómo se llamaba el señor: “Me parece mentira que ustedes saquen un disco con un tipo extranjero y tupamaro de izquierda”. Pero yo te quiero decir que terminamos en una cordial relación, yo lo estimaba, me divertí mucho con él. Entiendo que fue un ingenuo y un hombre que pensaba que las cosas las podía hacer a través del poder. Y que tenía una buena relación.

—¿Te gustaría algún día hacer política?

—No, de ninguna manera. Política he podido hacer 25 veces en mi vida. La ética del político se ve en la ética de un colectivo dentro del cual yo no podría funcionar. Cargándome sapos, dándole la razón de todo. Y la ética del periodista a mí me sirve.

—¿Para ser político no hay que ser libre?

—No. Para ser político tenés que ser una persona que sepa negociar. De ninguna manera podría ser político. No podría trabajar en política, y me lo han ofrecido incontables veces.

—¿Por quién habrías votado en las elecciones presidenciales desde la llegada a la democracia?

—Alfonsín.

—Alfonsín primero. Después de Alfonsín era Menem o Angeloz.

—Angeloz.

—Después era Menem o Bordón.

—Bordón.

—Después era Duhalde o la Alianza.

—La Alianza. Siempre habría estado más cerca del radicalismo. Habría votado siempre radicales contra los peronistas. No me gusta el peronismo, para decirlo muy fragmentariamente. Me gustaría analizarlo y que no quede la frase así tan dura. Yo no me siento cómodo dentro de un partido en el que está bien Menem, está bien Kirchner, está bien Solá, está bien Duhalde, está bien Rico: todo cabe. No puedo convivir con eso. Es más: yo justifico que el hombre de trabajo, el obrero, sea peronista, lo entiendo perfectamente porque ahí hay una historia de dignificación del trabajador que ahora yo la he podido apreciar muy bien en la radio. La radio tiene tres funcionarios que son de otro lado, y como tenía que achicar la empresa, pensaron echar gente. Y no pudieron porque las leyes, vos lo sabés muy bien, son muy especiales. No existen en otros países las leyes que hay acá, y eso tiene que ver seguramente con el peronismo. Pero dejame redondear la idea, porque iba rumbo a otra cosa cuando te puse el ejemplo de la radio. Yo puedo entender al obrero que sea peronista, pero no puedo entender al intelectual.

—Te falta decirme en 2003 y 2007. En 2003, ¿Kirchner, Menem o Carrió?

—Carrió.

—¿Y en 2007? ¿Cristina, Lavagna o Carrió?

—Carrió.

Fuente: perfil.com

sábado, 26 de septiembre de 2009

Neustadt, Hadad, ¿Clarín?

¿Sucederá lo mismo con Clarín? ¿Que muera de éxito, como dice Peter Drucker que mueren los muy exitosos? ¿Que al igual que Neustadt y Hadad, al descubrirse que utilizaba el periodismo para otros fines, se consuma reduciéndose hasta su mínima expresión?

Por Jorge Fontevecchia



Dinosaurios de la credibilidad. Uno, de la era de Menem; el otro, de la de De la Rúa.

Bernardo Neustadt no sólo era el periodista más influyente de la Argentina. Los que aspiraban a ser presidentes lo cortejaban, y quien logró serlo adaptó su plan de gobierno a las ideas que difundía el periodista. Era 1989 y todavía los canales de TV no se habían privatizado. Por entonces él tenía 30 puntos de rating con un programa que le daba mayor audiencia calificada que el diario Clarín. Tanto éxito hizo evidente que, más que un periodista o un contrapoder, era el poder. Y su rating comenzó a decrecer. Cuando se volvió a elegir presidente, en 1995, Neustadt ya tenía la mitad del rating que en las elecciones anteriores y en un canal privado y número uno –Telefe– donde el promedio del rating en el horario nocturno era mucho mayor. Cuando hubo que renovar el contrato, el canal pidió incluir una cláusula que permitiera levantar el programa si no alcanzaba los 15 puntos de rating; Neustadt se ofendió y se fue a otro canal –América–, donde hizo 5 puntos de rating. Poco después, su programa fue levantado y nunca más volvió a la televisión abierta.

Más chico, más corto y menos espectacular, el tránsito de las alturas del éxito al subsuelo de la insignificancia de la credibilidad también lo vivió Daniel Hadad. Con su programa periodístico Después de hora lideró diariamente el rating de la TV abierta de su horario desde un canal –América– que iba último el resto del día. Era 2001 y tanto influyó en la caída de Fernando de la Rúa que su sucesor –Eduardo Duhalde– trató de apaciguarlo contribuyendo a que el periodista terminara dueño de un canal de televisión, el 9. Tanto éxito en tan poco tiempo –a su Radio 10 sumó el diario Bae, el sitio de Internet Infobae y el Canal 9– hizo evidente que más que un periodista o un contrapoder, era un poder


Ya dueño del canal de televisión, volvió a enfrentar las cámaras con otro programa diario periodístico: El primero de la mañana, y su rating fue tan bajo como el de Neustadt cuando se fue de Telefe. Tras sólo 20 días de emisión, el programa de Hadad se extinguió sin pena ni gloria. El poder es la tumba de un periodista, y con la misma velocidad que Hadad se convirtió en el empresario de medios más exitoso, se transformó en el periodista menos valorado.

Pensamiento nómade. ¿Sucederá lo mismo con Clarín? ¿Que muera de éxito, como dice Peter Drucker que mueren los muy exitosos? ¿Que al igual que Neustadt y Hadad, al descubrirse que utilizaba el periodismo para otros fines, se consuma reduciéndose hasta su mínima expresión?

No creo, las personas jurídicas son mucho más reciclables que las personas físicas. Pero difícilmente Clarín vuelva a ser el mismo, aun si no se aprobase la Ley de Medios, porque en su lucha por resistir el embate del Gobierno dejó expuesto ante el público en general lo que antes sólo conocían los expertos. Que puede ser opositor acérrimo después de ser funcional al oficialismo, en función de las contraprestaciones que recibe o deja de recibir. Se aplica lo que escribió Nietzsche: “No me importa que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, no podré creer en ti” .

Tampoco creo que Clarín emerja herido de muerte tras el debate de la Ley de Medios porque sus redacciones cuentan con la mayor cantidad de buenos periodistas del país y sus productos seguirán siendo deseados por los consumidores más allá de las cuestiones éticas. La semana pasada lanzó la colección de libros de Mafalda que se venden con el diario Clarín y agotó en todos los kioscos; y su Gran DT aumentó la cantidad de visitantes únicos de Internet casi tanto como todos los usuarios únicos de Lanacion.com más Perfil.com.

Donde sí Clarín saldrá con daños irreparables será en su relación con los factores de poder. Una vez que los políticos confirmen que no es infalible y le entran las balas, crecerá geométricamente la cantidad de adversarios dispuestos a desafiarlo. No hay sistema de defensa más económico que el temor de los adversarios a un enfrentamiento.

El mejor ejemplo son los elefantes que crecieron en cautiverio en los circos: pudiendo arrancar un árbol de un tirón, se quedan atados a un pequeño palo clavado en la tierra porque en su infancia sus fuerzas no alcanzaban para arrancarlo y ahora de adultos creen que no pueden. Aun el animal más poderoso y gigantesco, al tener grabado en su memoria el registro de la impotencia, aunque luego resulte anacrónico no intentará librarse de esa atadura.

Lo mismo sucede con los políticos y otros factores de poder, que se sentían injustificadamente incapaces de hacerle frente a Clarín y, progresivamente, se irán animando a hacerlo.

Se equivocan tanto los agoreros del fin de Clarín como los que creen que todo seguirá igual.
Fuente: Perfil.com

El secretario de la presidenta Cristina Kirchner confirmó que se está construyendo una casa millonaria

Se trata de Fabián Gutiérrez. Le dijo a un medio que efectivamente esa es su casa, pero que "vale mucho menos". El caso lo destapó una agencia de noticias de Santa Cruz.


AMPLIA. La moderna vivienda tiene 480 metros cuadrados. (OPI Santa Cruz)
Fabián Gutiérrez, uno de los secretarios privados de mayor confianza de la presidenta Cristina Kirchner, es el dueño de una casa en El Calafate, Santa Cruz, que tendría un valor de casi un millón de dólares, según la agencia de noticias Opi Santa Cruz.

Según confirmó el propio Gutiérrez, al diario Crítica de la Argentina, la propiedad es suya: "Es mi casa, sí. Pero no vale un millón de dólares. Es una mentira. Vale mucho menos, aunque no tengo por qué decir el precio. Está todo anotado en mi declaración jurada", se excusó.

Se trata de una casa construida sobre la manzana 802, según la demarcación catastral, en la cual ayer todavía se observa a varios trabajadores finalizar terminaciones y detalles exteriores.

Gutiérrez fue nombrado secretario privado de Cristina por el decreto 64/2007. Empezó su carrera como cadete de la Caja de Servicios Sociales de Santa Cruz en 1995.

Al año siguiente se acercó al entorno del entonces gobernador Néstor Kirchner y desde allí no se separó más de él y su esposa. Al entorno de los Kirchner habría llegado de la mano de su madre Teresa García quien durante muchos años fue interventora de esa caja de servicios sociales.

Luego fue asesor de Cristina en la cámara de Diputados y en el Senado.
Durante ese período habría tenido la franquicia de los alfajores Havanna en El Calafate, entre otros negocios.

La casa en cuestión posee una superficie cubierta de 480 metros cuadrados y está construida en un terreno de 1.000 metros cuadros.

"Desde la grifería que reluce con estilo hasta el porcelanato de sus pisos, denota buen gusto", dice el informe de la agencia.

Desde el exterior se puede observar un sector de la casa vidriado, elevado a unos 6 metros del suelo que corresponde a una pileta de natación climatizada de 10 por 6 metros, abastecida desde la sala de máquinas que se encuentra en un sótano de 12 metros cuadrados, donde funcionan los equipos de calefacción, refrigeración y humectación. Estos por medio de un sistema de sensores inteligentes ayudan a mantener un clima estable y controlado en el natatorio de la casa. Para la inauguración de la casa se haría una fiesta a la cual los invitados deberán ir en traje de baño.

Entre las comodidades con las que se ha dotado el edificio figura un gimnasio de 40 metros cuadrados que tiene baño con ducha y sauna. Para completar la jornada de relax la casa posee una sala de juegos, además de comedor, un quincho amplio, estar en desnivel y una cómoda cocina.

Luego dispone de un estudio con toilette que ocupa 15 metros cuadrados, dos habitaciones, una principal con vestidor y baño y otra en suite con Jacuzzi. Completa las comodidades de la vivienda una habitación de huésped.

La construcción de esta propiedad "cuyo valor ronda el millón de dólares y un costo aproximado a los $ 7.900,00 el m2, está a cargo de la empresa Consur S.A, propiedad de Claudia Villavicencio y Gerardo Racetto, su esposo", dice OPI.

La dirección técnica del proyecto se encuentra, desde sus inicios, a cargo de Arquitecto Mariano Musacchino y quien llevó adelante la dirección de la obra es un conocido amigo de Néstor Kirchner, Raúl "Tito" Lascano, el hombre que en los '90 el entonces Gobernador de Santa Cruz lo puso al frente de SPSE (Servicios Públicos Sociedad del Estado) para que "saneara" la empresa de energía.

En el mismo terreno donde se levanta la propiedad de Gutiérrez existe una robusta construcción de madera y tal como las fuentes le refirieron a la agencia OPI, allí viviría la abuela de Fabián. Esa casa de 60 metros cubiertos le habría sido donada por Pablo Grippo, titular de la empresa Grip S.A, quien en sociedad con Gotti en un estudio de arquitectura diseñó y construyó Los Sauces de Kirchner y oportunamente fue beneficiario de un terreno de 10 mil metros cuadrados precio irrisorio, por parte del ex intendente Néstor Méndez.

Gutiérrez también habría adquirido en la suma de 200 mil dólares un amplísimo terreno contiguo a su propiedad. También en calle Gobernador Gregores 1224 de esa localidad cordillerana habría terminado un edificio con cuatro departamentos VIP y dos locales comerciales para alquilar. Siempre según la agencia OPI Santa Cruz cuando se encuentra en Buenos Aires, a Gutiérrez se lo vio manejando un Porsche negro.

Fuente: Clarin.com

viernes, 25 de septiembre de 2009

Una vacuna efectiva para el Sida


Donald G. Mcneil Jr.
The New York Times


NUEVA YORK.? Una nueva vacuna contra el sida probada en más de 16.000 voluntarios en Tailandia logró proteger a una minoría significativa contra la infección. Es la primera vez que una vacuna contra la enfermedad demostró ser parcialmente exitosa en un ensayo clínico.

Los investigadores dijeron que estaban encantados y sorprendidos con los resultados. La vacuna (una combinación de dos que fueron diseñadas mediante ingeniería genética y que por separado no habían funcionado en seres humanos) protegió a un porcentaje bajo de personas para ser declarada un éxito absoluto. Y los investigadores no saben por qué dio un buen resultado.

"No quiero usar palabras como «un gran avance», pero no hay duda de que es un resultado muy importante", declaró el doctor Anthony S. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, uno de los centros que participaron en el estudio. "Durante más de 20 años, los ensayos con vacunas fueron fracasos básicamente -continuó-. Ahora, es como si hubiéramos estado andando por un túnel sin luz y, de repente, se abriera la puerta. Podemos empezar a hacer algunas preguntas muy importantes."

Los resultados del ensayo con la vacuna, llamada RV 144, se difundieron ayer por la tarde en Tailandia. Lo hicieron los autores del estudio, que es el más grande realizado hasta ahora sobre una vacuna contra el sida: el ejército de los Estados Unidos; el Ministerio de Salud Pública de Tailandia; el instituto que dirige Fauci, y los dueños de las patentes de dos partes de la vacuna, Sanofi-Pasteur y la organización Soluciones Globales para las Enfermedades Infecciosas.

El coronel Jerome H. Kim, que es el médico que dirige el programa de vacunas contra el VIH del ejército, explicó que la mitad de los 16.402 voluntarios recibió 6 dosis de 2 vacunas en 2006 y la otra mitad, placebo.

Durante los tres años siguientes, a todos los participantes se les hicieron los análisis para identificar la presencia del virus.

En el grupo que había recibido el placebo, se infectaron 74 participantes, mientras que en el grupo inmunizado, apenas 51 personas. Aunque la diferencia fue pequeña, el doctor Kim opinó que era estadísticamente significativa al representar un 31,2% de efectividad de la vacuna.

Fauci señaló que, rara vez, los científicos considerarían otorgarle una licencia a una vacuna que tenga menos del 70-80% de efectividad.Pero agregó: "Si existe un producto que es un poquito más protector, hay que analizar las muestras de sangre y pensar qué respuesta fue efectiva e iniciar la investigación a partir de ahí."

Lo más curioso

Pero lo más extraño del ensayo, sostuvo Kim, fue que todos los que se infectaron tenían la misma cantidad de virus en la sangre, independientemente de si habían recibido la vacuna o el placebo. Normalmente, cualquier vacuna que protege sólo parcialmente por lo menos reduce la carga viral.

Eso, según Fauci, sugiere que RV 144 no produciría anticuerpos, como la mayoría de las vacunas. Los anticuerpos son proteínas largas en forma de "Y" que se agrupan sobre los virus invasores para bloquearles los receptores con los que se "pegan" a las células y, así, marcarlos para su destrucción.

En cambio, planteó Fauci, la vacuna produciría "anticuerpos de unión", que encajan en las células efectoras, que son un tipo de glóbulos blancos que atacan al virus, para potenciarlas. Cualquiera que sea el mecanismo que usa la vacuna, dijo, no parece imitar las defensas de las personas que no se enferman aunque estén infectadas. Tienen una carga viral baja porque de alguna manera aún misteriosa no permiten que el virus se replique. "Si supiéramos qué respuesta inmune logra ese efecto, podríamos hacer un mejor trabajo", dijo Kim.

La RV 144 probada en Tailandia fue diseñada originalmente contra la cepa más común del virus que circula en el sudeste asiático. En Africa, los Estados Unidos y el resto del mundo circulan distintas cepas y se desconoce si la vacuna tendrá los mismos resultados, aun con modificaciones. Los tailandeses seleccionados para participar en el ensayo fueron adultos jóvenes, heterosexuales sin conductas de riesgo, como el uso de drogas inyectables o el trabajo sexual.

Fracasos previos

Una de las sustancias combinadas para producir la RV 144 es Alvac-VIH (Sanofi-Pasteur), un virus de la viruela de canario con tres genes del virus del sida adheridos. En Francia, Tailandia, Uganda y los Estados Unidos se probaron variaciones de Alvac, que fueron seguras, pero generaron una baja respuesta inmunológica.

La otra, Aidsvax, la desarrolló Genentech y es la versión por ingeniería genética de una proteína que se encuentra en la superficie del virus del sida. Se probó en 2003 en consumidores de drogas en Tailandia y en varones que tienen sexo con otros hombres en los Estados Unidos y en Europa, pero no los protegió de la infección.

En 2007, se suspendieron dos ensayos de una vacuna de Merck en 4000 personas porque no sólo falló, sino que en algunos hombres aumentó el riesgo de infección. La combinación de Alvac y Aidsvax fue una intuición científica: si una fue diseñada para producir anticuerpos y la otra para alertar a los glóbulos blancos, ¿funcionarían bien juntas aunque ninguna hubiera sido efectiva sola?

Mitchell Warren, director ejecutivo de AVAC, que es una coalición activista en favor del desarrollo de vacunas y otras formas de prevención del sida, expresó su entusiasmo con el ensayo. "Este es un resultado muy alentador y, francamente, inesperado. Siempre hablamos de si será posible desarrollar una vacuna. Esta no es la vacuna que termina con la epidemia, pero es un nuevo paso fabuloso que nos orienta en una nueva dirección", dijo.

Agregó que los resultados demostraron la necesidad de realizar ensayos grandes con seres humanos. Los estudios sobre ratones y monos no pudieron predecir que daría buen resultado en las personas, y en ensayos pequeños con seres humanos, en los que los investigadores analizan los resultados mirando los anticuerpos en sangre, tienen un valor limitado.

El doctor Fauci coincidió. "Este no es final del juego, sino apenas el comienzo", adelantó.

Fuente: La Nacion.com.ar