domingo, 19 de septiembre de 2010

“Canal 7 me resulta insatisfactorio” por Alejandro Dolina



El conductor reivindica la belleza de las vedettes y confiesa que le pidió rebaja al dueño del Complejo La Plaza para llevar su ciclo ya que Radio Nacional “es muy pobre”. Apoya la Ley de Medios y habla del desengaño de la clase media con Macri.







2.bp.blogspot.com/.../s1600/dol+doll.jpg

Casi tres años pasaron desde el último encuentro de Alejandro Dolina con PERFIL. De aquel octubre de 2007, cuando el conductor abrió las puertas de su casa de Belgrano, asegura que aún le quedan pendientes el trabajo para televisión bajo la dirección de Juan José Campanella (ver recuadro) y la novela que continúa escribiendo (“voy por la mitad”), pero lo más significativo fue el pase de su histórico programa La venganza será terrible de la trasnoche de la líder Radio 10 (AM 710) a la oficial Radio Nacional (AM 870). “Fue un cambio difícil, porque las condiciones de trabajo no son tan buenas. Nacional es más pobre que Radio 10, no solamente a los efectos del sueldo sino de los equipos con que contamos”, diferencia Dolina, aunque dice sentirse como en su casa porque “esta emisora es mucho más afín a mis pensamientos ideológicos”. Reconocida su pasión por la música, Dolina no se olvida de Sandro y Mercedes Sosa. “Hace poco me encontré con Fabián (hijo de Mercedes) y me contó que hasta último momento la Negra escuchó el programa. Estoy eternamente agradecido con ella por tener ese amor maternal con mis hijos y porque fue a verlos tocar con la banda que tienen. Y con Sandro no puedo decir que tuve una relación de amistad pero he pasado noches en su casa de Banfield. Recuerdo siempre que por el 2000 me llamaba a casa por teléfono para contarme chistes. Era algo extraño. Lo sentía muy solitario, sin ese apego de los amigos”. Así lo recuerda el compañero de Jorge Dorio, Gabriel Shultz y Patricio Barton.

—Se lo escucha incómodo en el auditorio de Radio Nacional...

—Sí. Es inadecuado porque la ciudad se afeó y atomizó. Antes, en esta zona céntrica (Maipú 555) pasaba toda la noche porteña: una pareja salía de los cines o restaurantes e iba a ver los programas. Ahora, después de las 22 no pasa nadie, sólo cartoneros. Ya hablé con (la directora Ana) Seoane y quiero mudar el programa lo antes posible. Con enorme dificultad empezamos a pedir rebaja al Paseo La Plaza diciendo: “Estamos en una radio más pobre”. Sería una ventaja para la gente. Aunque el año que viene Dios dirá, porque tengo contrato por un año y espero poder quedarme.

—¿Volvería a Radio 10?

—Sí. Yo me he ido perfectamente bien. No tendría problemas ni siquiera con radios con las que he tenido problemas jurídicos, como Continental. No se han producido enconos, nunca fue a los portazos. Sinceramente me dolió mucho irme, quería seguir. Los directivos resolvieron que no me iban a renovar, cosa que no me gustó nada, pero nunca lo consideré como una traición. Es como una mina que no gusta más de vos y se siente el gran dolor.

—¿Cómo quedó su relación con Hadad?

—Bien. Si lo vi cuatro veces en mi vida fue mucho. Mi relación fue con los directores (Pablo) De Luca y (José Luis) Pagano, que al poco tiempo de irme vinieron a visitarme. No son mis amigos y desde lo ideológico están en las antípodas, pero reconozco que nunca me dijeron lo que tenía que decir o “hablá mal de Hugo Chávez”.

—¿Por qué los noventa años de la radio pasaron desapercibidos?

—Soy bastante incompetente para los cumpleaños y el mío me da tristeza. Si fue así me voy a sentir culpable por ser uno más de los indiferentes. Pregunto: ¿las radios privadas lo festejaron mucho? Del festejo sólo se hizo cargo Nacional. Quizás si Mitre y Radio 10 se sumaban hubiera tenido mayor difusión. Claramente se vio opacado bajo este conflicto de los grupos con el Gobierno.

A los 66 años, Alejandro Dolina sufre de síndrome vertiginoso (sensación anormal de movimiento rotatorio asociada a dificultades en el equilibrio y la relación con el entorno), que le impidió realizar en vivo, en varias oportunidades, La venganza... y avanzar en la novela. “Llevo meses de rehabilitación con unos ejercicios muy tediosos. ¿Ves esos papelitos que están pegados ahí? (señala la pared detrás del piano): tengo que moverme mirándolos fijamente. Siempre lo hago en la madrugada, en calzoncillos; parezco un estúpido. Cuesta, pero por suerte volví al fútbol: entro 10 o 15 minutos”, se alegra el hincha de Boca.

—¿Festejó la Ley de Medios?

—Claro. Era algo que esperaba desde hace mucho tiempo y estoy esperanzado. Creo que es preferible confiar en la diversidad del Estado nacional –que por lo menos tienen unos turnos– que en las empresas de multimedios, que tienen una concentración de opiniones que no generan democracia.

—¿Cuál es el punto fuerte y débil de los Kirchner?

—La parte fuerte es que fortaleció el mercado interno, controló el comercio exterior y defendió los derechos humanos. La débil fue la ley de glaciares y la forma en que su discurso se traduce mediáticamente. A mi gusto (Cristina) es un poco enfática y cuando veo Canal 7 me resulta insatisfactorio desde el punto de vista profesional. Yo puedo estar de acuerdo con todo lo que se diga en 6,7,8, pero no con la metodología, eso de tomar la parte por el todo. No creo que la inseguridad sea un tremendo defecto de este gobierno porque los anteriores tampoco pudieron.

—¿Conforme con Macri?





—No está haciendo una buena administración y si te fijás con la toma de los colegios la discusión política ha despertado. El error del argentino es creer que el empresario exitoso o con plata es astuto para lo público. El empresario busca su propia prosperidad y está muy preparado para luchar en un ámbito feroz, en donde si hay que comerse al otro se lo come, y eso en la política no existe. Se equivocaron, era un espíritu empresario que no funciona en el aspecto público, genera el desengaño de cierta clase cambiante que votó a Macri. Pienso en la vieja que vive acá enfrente y sé que le pasa eso (se ríe).

—Muchos intelectuales apoyan al Gobierno. ¿Aceptaría un puesto político?

—No. Este gobierno y los anteriores me ofrecieron muchas veces para aportar en lo cultural. No lo acepté por una simple incapacidad, porque no sería feliz. Si yo no puedo tener ordenado el cajón de mi dormitorio, cómo podría hacer política...


Fuente: Por Gustavo Méndez de Perfil.com

No hay comentarios: