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viernes, 6 de mayo de 2011

Un Gobierno con dos caras


En un acto en San Martín, la Presidenta apareció visiblemente emocionada y se quebró varias veces. "Andaba medio pum para abajo", admitio
Esto se puede definir como una conducta tipica de una persona con El trastorno afectivo bipolar (TAB), también conocido como trastorno bipolar y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva, es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo. Clínicamente se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con episodios concomitantes o alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta patología
En estos dos episodios se puede ver claramente lo que sucede y lo que mas llama la atención su salud, "Hoy a la mañana andaba medio pum para abajo", declaró la mandataria durante un acto en el partido bonaerense de San Martín, donde inauguró el Centro Integrador Comunitario de Villa Zagala. Además, mediante videoconferencias, dejó habilitadas obras en Entre Ríos, La Plata y Presidente Perón.
Cuando los presentes en el acto comenzaron a cantar a favor de su continuidad, alguien le gritó que gobernara por 10 años más. Cristina señaló: "No, es mucho, che, tanto no. Me parece que no me va a dar el cuero.
“Cristina está de mejor ánimo”, cantan a coro. Mantiene el duelo en su vestimenta pero “pasó de la angustia al dolor”, según describe un contertulio usual de Olivos. La quiere bien, al unísono la necesita como líder y como candidata. Se la ve más serena y sonriente en actos y discursos, se entretuvo haciendo el simulacro de pegar con guantes a una boxeadora. Suena asombroso que un cuadro político de larga militancia, abandone una candidatura que es la llave de la continuidad de un proyecto con el que está consustanciada y que en este recodo del camino, ya se nombra como “kirchnerismo”. Sería exótico, hasta inverosímil... todos asienten aunque miran igual.
Más concernidos por los detalles, varios dirigentes peronistas rezongan porque los compañeros (ellos mismos, sus pares) tienen poca acogida en la Casa Rosada y en Olivos. Atisban un giro al “progresismo” (en sus palabras) o hacia un “neocristinismo” (en las del cronista) que les hace fruncir el ceño. Posiblemente exageran su ostracismo y su visión conspirativa. Disparan dardos contra la creciente influencia de protagonistas como la ministra Nilda Garré o el secretario Juan Manuel Abal Medina. No son “del palo”, diagnostican en público, lo que es un modo de peticionar.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Las trabas al reparto de matutinos fueron reflejadas por la prensa internacional

alextrice.files.wordpress.com/2009/02/newspap "La Presidenta se alineó abiertamente con el sindicalismo poderoso", consignó The New York Times ; "Aliados de la Casa Rosada bloquean la distribución", tituló O ´ Globo; diarios de España, EE.UU., Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela dieron cuenta de los bloqueos



El bloqueo de las plantas impresoras de LA NACION y Clarín que la semana pasada protagonizaron camioneros del gremio de Pablo Moyano fue reflejado de manera exhaustiva por diarios de la región, de España y Estados Unidos.

El País de España hizo especial hincapié en los protagonistas de las protestas que dificultaron el reparto de diarios y revistas. Bajo el título "El sindicato peronista bloquea a dos diarios de Argentina", el matutino alude a Hugo Moyano como impulsor de la protesta y recuerda que el secretario general de la CGT utiliza el bloqueo como método de protesta desde 2005 para que las empresas acepten encuadrar en su sindicato "a todo aquel que conduce un camión".

En esa línea dio cuenta de que Moyano "ha llevado sus piquetes hasta las puertas de los supermercados Carrefour, de Quilmes y de la distribuidora de Pepsi".


También El Mundo reflejó las protestas en las plantas de Barracas en una nota acompañada por una foto del bloqueo del miércoles a la madrugada.

"Sindicato poderoso". The New York Times hizo un repaso de los últimos episodios conflictivos entre la prensa y los gobiernos de la región y, tras reproducir la advertencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) sobre las "medidas políticas y legales de líderes populistas de América latina que buscan silenciar las críticas de la prensa", se refirió específicamente a las manifestaciones que afectaron el reparto de diarios y revistas.

"La Presidenta se alineó abiertamente con el sindicalismo poderoso. Hugo Moyano envió a gremialistas a bloquear la distribución de Clarín, LA NACION y Perfil , en reclamo del traspaso de los choferes", relató el diario estadounidense. También The Washington Post reflejó el conflicto.

En Uruguay, el diario El País aludió a la mezcla de "rechazo y tensión" que provocaron las manifestaciones de los camioneros en las plantas impresoras de Barracas y se detuvo especialmente en las críticas unánimes de la oposición a las acciones del gremio de Moyano.

Viejo conflicto. El Folha de San Pablo reflejó las manifestaciones aludiendo al de los camioneros como "un sindicato ligado a los Kirchner" y afirmó que los bloqueos "reavivaron la tensión entre el gobierno de Cristina Kirchner y la prensa escrita del país".

O´Globo también hizo foco en la estrecha relación entre Moyano y el Gobierno. "Aliados de la Casa Rosada bloquean la distribución de Clarín y LA NACION" es el título de la nota sobre las protestas en el matutino brasileño.

En Chile, el diario El Mercurio hizo foco en la combinación entre el reclamo sindical por el reencuadramiento de los trabajadores de las cooperativas en las que trabajan los choferes de las distribuidoras con las denuncias de la oposición sobre un supuesto intento del Gobierno por "controlar" los medios.

"Los camioneros dicen que protestan por el incumplimiento de un convenio, pero la oposición cree que la mano del Gobierno está detrás de la acción de amedrentamiento", afirma el matutino.

Versión venezolana. También en Venezuela los bloqueos fueron noticia. "Diarios argentinos denuncian que sigue asedio de sindicato oficialista", tituló El Universal. En el texto, el matutino oficialista describió a la CGT como "la poderosa central afín al Gobierno" y relató la disputa sindical que subyace de las protestas.

El diario se refirió al conflicto como "el enfrentamiento entre el Gobierno y los principales diarios del país" y se detuvo en que la pelea "coincide con los debates" de la 65º Asamblea de la SIP.

Justamente en ese ámbito se advirtió ayer sobre el avance de "leyes bolivarianas" en la región. Se usó esa expresión para aludir a las "normas sancionadas o por sancionarse en América latina que procuran establecer restricciones sobre la prensa".

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Libertad de Prensa, Sometida a Sospecha


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Prohibido escribir en la pared
Alvaro Abos
Para LA NACION
Sobre el conflicto entre el Gobierno y Clarín , lo primero que salta a la vista es la oscuridad de los términos. La sociedad no entiende este conflicto. Es cierto que la prensa y el Gobierno nunca se llevaron bien, y los Kirchner siempre se expresaron con desprecio sobre los medios, cuya función crítica -elemental en una democracia- no comprenden, y si la comprenden, no la admiten.

De todas maneras, Clarín no había merecido los ataques personalizados del Gobierno, reservados en otro tiempo a LA NACION. Tampoco el diario fundado por Roberto J. Noble era particularmente crítico. Por otra parte, Clarín fue históricamente un diario informativo, y sus opiniones solían manifestarse en la elección de títulos o tipografías, lo cual, dicho sea de paso, no deja de ser una manera de opinar.

La legitimidad de la reforma de la legislación sobre medios audiovisuales es inobjetable. El contenido de la reforma es opinable, y también lo es la oportunidad. ¿Por qué ahora y no dentro de pocos meses?, pregunta la oposición. Bien, dicen en el oficialismo, ¿por qué no? En todo caso, la oportunidad de un hecho político la determina quien tiene la facultad legal para producirlo. Y ése es el titular de las mayorías parlamentarias.

No es eso lo criticable. Lo criticable es entrelazar la reforma con una querella personalizada y con el ataque concentrado y violento a un diario. Al rebajar el proyecto reformista a esta dimensión de ring, el Gobierno bastardea un proyecto que debería ser basal. Y genera sospechas. El oportunismo con que rodeó el Gobierno la reforma de los medios audiovisuales hace recelar que pretende para sí lo que critica en otros. Un gobierno que discrimina la publicidad oficial a favor de medios adictos no puede legislar sobre materia tan álgida sin despertar la sospecha de que apunta a restringir la libertad de informar.

En 1945, el político Roberto J. Noble fundó un diario junto con algunos veteranos redactores de Crítica , ya en declive desde la muerte de Natalio Botana, unos años antes. Aquel primer Clarín tuvo unos comienzos algo grises, hasta que, en 1951, el peronismo expropió La Prensa , que concentraba el gran mercado de los avisos clasificados, y se la dio a la CGT. La Prensa era el diario más leído de la Argentina, sobre todo por los avisos clasificados. Los miles de lectores populares que compraban La Prensa por esos anuncios se pasaron a Clarín y cuando, en 1955, La Prensa fue devuelta a sus dueños, el público ya se había acostumbrado a leer los clasificados en Clarín . Desde entonces, el diario de Noble no dejó de aumentar su tirada. Y, en los últimos años, no dejó de expandirse en múltiples negocios.

Sobre un diario se pueden tener miradas críticas. Hay ya varios libros que ventilan la historia de Clarín . Algunos han señalado que una actitud permanente del diario fue su acriticismo con los gobiernos fuertes, en contraste con su criticismo frente a los gobiernos débiles.

No es propósito de este artículo entrar en tal perspectiva, sobre la cual sólo haré un señalamiento. Cuando se valora históricamente a un diario no debe olvidarse que es una creación colectiva, y que, tanto como la orientación de sus dueños, o directores, importa la manera con que redactores, cronistas, columnistas, ilustradores y diagramadores se comunican con el lector. Un diario nunca es una entelequia. Un diario es como un hombre: nunca es un bloque inmóvil, siempre es un conjunto de señales, a veces contradictorias.

Tampoco conviene olvidar que, además de sus hacedores, un diario es la gente que lo compra, que lo lee, que lo incorpora en sus vidas. En tal sentido, Clarín son Roberto Julio Noble y Enriqueta de Noble, y los orientadores que el diario ha tenido, como Rogelio y Octavio Frigerio y Oscar Camilión, pero también son Clarín -para citar sólo algunos nombres- quienes han llenado sus páginas: Raúl González Tuñón y sus crónicas, Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías, Horacio Estol y sus artículos desde Nueva York, Horacio Altuna y sus dibujos, Hermenegildo Sábat y sus caricaturas, Diego Lucero y sus crónicas futboleras, Roberto Fontanarrosa y sus viñetas. Y el Clarín porteño que inventó Luis Cané y sigue fogoneando Cora Cané. Clarín es el dibujante Andrés Guevara, el inventor de ese hombrecito del logo del diario, un hallazgo de diseño incorporado ya en la vida cotidiana de los argentinos.

Cuando desde el poder se ataca indiscriminadamente al diario Clarín, no se debería olvidar que Clarín somos también, para bien o para mal, los millones de argentinos que, al despertar, vimos este diario asomando bajo la puerta de casa. Esto no excluye a quienes nos indignamos por las miserias del diario, lamentamos sus errores o cuestionamos sus opciones. También nosotros debemos reconocer el aporte que hizo Clarín a la cultura argentina.

La ley de medios audiovisuales, innovación legislativa legítima, ¿de qué sirve si se pervierte al convertirse en agresión? Pintadas, panfletos anónimos, aprietes, afiches denigrantes, ataques personales con olor a servicios de informaciones. La violencia verbal en boca del poder es peligrosa porque puede ser invitación a la violencia física. En 1924, el primer ministro de Italia Benito Mussolini denigraba en la tribuna a los socialistas y en especial a su líder, Giacomo Matteotti. Un día, unos hombres interceptaron en la calle a Matteotti en la calle, lo secuestraron y su cadáver apareció acribillado. El régimen repudió el crimen y pretendió otorgarle honores de Estado a la víctima. Pero, ¡el poder había sido el culpable!

Lo recuerdo, sin hacer comparaciones que no caben, a título de ejemplo histórico. El interventor del Comfer, en un programa de TV, ha tenido expresiones públicas deplorables, que desmerecen su por otra parte conceptuosa defensa del proyecto de ley. Ha dicho que las pintadas y los carteles contra el diario de los Noble son "una manifestación de democracia". Agregó que la tiza y la cal eran "una expresión del pueblo". Estas palabras agravian a miles de argentinos que alguna vez pintamos paredes porque no teníamos otro lugar donde escribir contra las dictaduras que nos aplastaban. Yo fui procesado y encarcelado por un decreto, el 4161, que criminalizaba el hecho de escribir palabras prohibidas. Entonces regía un poder usurpado. Ahora, todos podemos expresarnos, pero el que ensucia las paredes es el Estado. Que tiene una vasta cadena -equivalente a la que dice combatir- de medios a su disposición: agencia de noticias, canal abierto, radios, diario, revistas, una fortuna en publicidad oficial...

Encuentro una gran analogía entre lo que hace el Gobierno con los medios y lo que hace con el fútbol. Si al Gobierno le interesara mejorar el fútbol como práctica social, podría hacer muchas cosas útiles con 600 millones de pesos. Por ejemplo, combatir la violencia de las barras bravas, grupos criminales que cometen delitos impunes en las canchas, protegidos por los dirigentes. Esa violencia se ha cobrado ya 250 vidas... Sin embargo, el Gobierno ha preferido la demagogia de televisar fútbol a toda hora. A cambio, ¿les ha exigido algo a los clubes? ¿Por ejemplo, que erradicaran el crimen enquistado en ellos? No.

La FIFA estableció, en 2003, que los espectadores de fútbol, en todos los países del mundo, deben estar sentados. Es una manera de desalentar el vandalismo. El único país donde esa norma no se cumple es la Argentina. En la ciudad de Buenos Aires, una ley ordenó que el 75% de las entradas vendidas debían ser plateas. Sucesivas prórrogas han ido eximiendo a los clubes de esa obligación. El 20 de agosto pasado, mientras el país discutía la ley de prensa, la Legislatura porteña, entre gallos y medianoche, aprobó una prórroga de la obligación de poner plateas... ¡esta vez hasta 2012!

Pero, ¿por qué los clubes no convierten las gradas en asientos? Porque prefieren comprar jugadores. Y porque consienten en que el fútbol sea como es. El presidente de un club de primera lo dijo sin pelos en la lengua: "Los hinchas prefieren ver el partido todos juntos y parados. En todo caso, las plateas las arrancan de cuajo y las tiran al campo". La decisión de la Legislatura de la ciudad -rescato a los once legisladores que votaron en contra de la prórroga- demostró una vez más que la política argentina no puede prescindir del fútbol.

Pero los dirigentes, tanto los de un club de fútbol como los del país, no están sólo para hacer lo que la gente quiere. Están para construir un país mejor. Si su acción merece la aprobación popular, mejor para ellos, pero si tienen que afrontar críticas o, incluso, si ello los convierte en impopulares, no debe importarles. Tienen que hacerlo. Jamás mejoraremos este país para nuestros hijos si sólo atendemos el rédito inmediato. Gobernar es trabajar para el futuro, diseñarlo, no meramente ganar las próximas elecciones.