lunes, 26 de agosto de 2013

Se llaman Isabel y Cristina diferentes años 1973 y 2013 pero con un mismo gesto Gobernar

                                                       Mitad Isabel Mitad Cristina


 Las coincidencias empiezan a ocupar su lugar y entonces es posible pensar en vidas paralelas, vidas paralelas que pueden construirse porque existe una tensión interesante entre lo que hay de común y lo que hay de diferente.

La diputada nacional y candidata a renovar la banca por la Coalición Sur de la Capital, Elisa, comparó hoy a la presidenta Cristina Kirchner con la anterior primera mandataria peronista Isabel Perón, debido a que fue "abandonada por el PJ y el sindicalismo", al tiempo que advirtió que por las denuncias de corrupción en contra de la administración nacional "están rodeados".


No quiere decir que los personajes sean iguales. Como le gustaba observar al profesor Luis Muñoz, las paralelas son dos líneas trazadas una al lado de la otra, líneas que nunca se tocan, ni siquiera se rozan, pero sin embargo marchan juntas. Las semejanzas en este caso provienen de un mismo tiempo histórico, de una misma identidad política. Plutarco no desconoce las diferencias entre Alejando y César, pero se detiene en algunos detalles aparentemente menores para encontrar allí algunas coincidencias interesantes. ‘A veces una anécdota, un momento insignificante nos pintan mejor a un hombre ilustre que las mejores proezas o las batallas más sangrientas‘, escribe el historiador griego del siglo I.


 

Por lo pronto, entre Isabel y Cristina hay coincidencias históricas y políticas que no deben desatenderse. En principio estamos hablando de las dos presidentes mujeres de nuestra historia. Las dos, además, peronistas; ambas han estado casadas con presidentes: una con Perón, la otra con Kirchner; las dos accedieron al sillón de Rivadavia gracias a las relaciones con sus maridos; a las dos se les murieron sus esposos y debieron afrontar la responsabilidad del poder sin el apoyo de quienes habían sido sus maestros; ambas están marcadas por los acontecimientos de los años setenta sin tener nada que ver con ellos: Isabel los padeció, Cristina los usufructúa; las dos pertenecen a esa tradición cortesana del peronismo, donde las esposas acceden al poder gracias al vínculo marital.

En una entrevista con radio Mitre, la legisladora nacional aclaró que en la Argentina "no hay golpe" o amenaza de desestabilización institucional, como denuncian referentes de la Casa Rosada, aunque reconoció que existe "una pelea de facciones en el seno del propio PJ".

De todos modos, Elisa Carrió no dudó en hacer un paralelo histórico polémico sobre la situación política que se vive en la Argentina en la actualidad, con una Cristina Kirchner debilitada por una derrota electoral que le propinó un sector peronista: "Ella es Isabel Perón. Es una persona abandonada por el PJ, por el sindicalismo".

 


Sí y todo, Isabel nunca pudo explicar el escándalo de la llamada Cruzada de Solidaridad Justicialista, del mismo modo que Cristina tuvo que recurrir a Oyarbide para eludir la causa por enriquecimiento ilícito. Isabel jamás aclaró sus litigios con las hermanas de Evita, mientras que Cristina nunca pudo dar explicaciones satisfactorias por los dineros de la provincia de Santa Cruz que, a juzgar por los hechos, parecieran haberse evaporado en el aire.

Las dos se presentan ante la historia como abanderadas de las causas de sus maridos. Cristina invoca un pasado militante de dudosa verificación, mientras que Isabel prefiere hacer silencio. Así y todo, en 1965 Isabel vino a la Argentina a resolver una complicada interna política del peronismo y se desempeñó con singular eficacia, salvo que alguien crea que torcerle el brazo al “Lobo” Vandor haya sido una tarea sencilla. Aquel viaje provocó otra consecuencia significativa para el peronismo: en esa ocasión Isabel conoció a López Rega.

Al ser consultada sobre las continuas manifestaciones de desestabilizaciones institucionales que plantean desde el oficialismo, la diputada respondió: "No hay golpe. Igual, nosotros vamos notificando a la Organización de Estados Americanos lo que hacen los dirigentes del PJ y de lo que dicen ellos".

"De esto se sale a la República", alertó la legisladora nacional y afirmó que "los que tienen que pagar el costo de la peor crisis energética, los que se tienen que hacerse cargo es el PJ, cualquier sea su vertinente".

Al ser consultado sobre las denuncias de corrupción en torno al gobierno de Cristina Kirchner y empresas con vínculos con el oficialismo, la diputada nacional afirmó que "Cristóbal López nunca me va a perdonar que yo le evitara la compra de Petrobras. Tampoco C5N me va a perdonar. C5Nes de Cristóbal López y es el que larga estas cosas, él es parte de todo esto".

 

Isabel dilapidó en poco tiempo el capital político que le dejó su marido. Convengamos que esta señora debió gobernar en el período histórico más turbulento de nuestra historia y que en esas condiciones nadie, ni siquiera Perón, hubiera podido salir bien parado de la crisis.

Cristina también está dilapidando el capital político que le dejó su marido. Y en esa singular condición de esposas despilfarradoras también se parecen. Ambas confunden decisión con capricho, ambas se encierran en ‘microclimas‘ donde los motivos que provocan las decisiones se parecen más a misterios impenetrables que a iniciativas racionales.

Ambas han generado adhesiones, pero también fuertes rechazos, a menudo tan intensos que adquieren el estado de una sensación física.


En tiempos de Isabel comenzó a hablarse de su salud psíquica y su equilibrio emocional. Los movimientos de sus manos, la gestualidad, los rictus tensos de sus labios, las miradas algo extraviadas, las pulsiones histéricas, justificaban aquellas aprensiones. Algo parecido está ocurriendo ahora con Cristina.

La estética del poder también muestra coincidencias. Las dos se presentan como viudas. Lucen ropas de color negro y permanentemente invocan la memoria de sus esposos. Con las diferencias del caso, ninguna de las dos cree en las virtudes de la democracia. Su concepción del poder es cesarista y premoderna. Isabel aseguraba que era presidente por designio inescrutable de Dios. Cristina, por designios inescrutables de Él. Una es más joven, la otra, mas vieja; una es más linda, la otra más fea; una es más moderna, la otra mas tradicional; una nació en La Rioja, la otra en La Plata, pero la concepción del poder es similar.

A las dos les gusta rodearse de incondicionales que le demuestren diariamente su afecto.

No hay comentarios: