sábado, 15 de abril de 2017

# A 30 años de "la casa está en orden"

El motín, liderado por el teniente coronel Aldo Rico, puso en escena a un sector del Ejército que hasta ese momento venía consolidando su liderazgo de manera subterránea, enancados en la disconformidad de las capas bajas y medias de las Fuerzas Armadas con "los generales de escritorio", a quienes responsabilizaban por el fracaso de Malvinas y la bancarrota del Proceso.
El de los "carapintadas", como los bautizaron los medios, fue el primer levantamiento desde el regreso de la democracia y generó una movilización de la sociedad civil pocas veces vista, en columnando detrás del presidente a prácticamente la totalidad de los partidos políticos y organizaciones sindicales. Luego de cuatro días de tensión, depusieron su actitud tras reunirse con el presidente, quien al anunciar el fin de la crisis ante una multitud los calificó como "héroes de Malvinas".
En ese mismo discurso, Alfonsín profirió una de sus más célebres frases: "¡Felices Pascuas! La casa está en orden". Si bien el alfonsinismo planteó la crisis en términos de "democracia o dictadura", existe cierto consenso en considerar que los sucesos de Semana Santa no fueron un intento de golpe de Estado sino, en todo caso, un "planteo" militar. Luego del alzamiento, el Gobierno envió al Congreso el proyecto de ley de Obediencia Debida, cuya redacción estaba lista al momento del alzamiento. El proyecto fue tratado en tiempo récord, y avalado por la Corte Suprema en menos de un mes.

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